La novia del atacante de Las Vegas vuelve; el FBI la esperaba

Las Vegas, Estados Unidos | AFP |

La novia de Stephen Paddock, el atacante que mató a 58 personas e hirió a otras 500 en Las Vegas, volvió a Estados Unidos donde investigadores del FBI la esperaban para intentar establecer el móvil de la peor masacre de la historia reciente del país.

Aunque el FBI quiere hablar con ella, Marilou Danley, de 62 años, no está en custodia policial. Solo fue clasificada como «persona de interés» para los investigadores y es libre de ir adonde quiera, según reportaron medios estadounidenses tras su llegada a Los Ángeles el martes en la noche.

Ella estaba en Filipinas cuando Paddock cometió la masacre el domingo en la noche, al atacar con rifles de alto poder desde su cuarto de hotel, en un piso 32, a los asistentes a un concierto de country abajo en la conocida Las Vegas Strip.

Las autoridades investigan reportes que apuntan a que mientras ella estaba en el exterior, Paddock le transfirió 100.000 dólares.

Danley es una ciudadana australiana que se mudó a Estados Unidos hace 20 años para trabajar en los casinos, según confirmó el martes el gobierno de Australia.

Con el país en duelo, el presidente Donald Trump se preparaba a visitar Las Vegas este miércoles. La víspera, el mandatario catalogó a Paddock de «loco» y «enfermo».

Más allá de la apreciación de Trump, las autoridades estaban aún confundidas sobre cómo y por qué este contador público retirado de 64 años, al que le gustaba apostar, llevó un arsenal de armas a su cuarto de hotel para lanzar el ataque y matar a 58 personas antes de suicidarse.

La cifra de 59 muertos en la tragedia que había dado inicialmente la policía, incluía al atacante, con lo que el saldo de víctimas mortales quedó en 58 y los heridos en más de 500. Algunos fallecidos comenzaban a ser identificados en los medios: una maestra de preescolar de California, una enfermera de Tennessee.

– Instaló cámaras –

Según las autoridades el tiroteo parece haber sido minuciosamente planificado: Paddock instaló una cámara en la mirilla de la puerta de su cuarto de hotel y dos en el pasillo.

«Parece que estaba esperando que alguien llegara a arrestarlo», dijo el alguacil local, Joe Lombardo.

Mientras tanto, las víctimas comenzaron a ser identificadas en los medios y resurgieron los llamados a hacer reformas a la permisiva ley estadounidense de control de armas.

Trump, sin embargo, no estaba listo aún para atenderlos.

«La policía ha hecho un extraordinario trabajo y estaremos hablando de leyes de armas a medida que pase el tiempo», dijo Trump el martes.

Las autoridades seguían tomando con cautela la reivindicación que hizo el grupo yihadista Estado Islámico (EI) sobre el ataque de Paddock.

Los investigadores descartaron inicialmente cualquier relación de Paddock, quien no tenía antecedentes criminales, con el grupo terrorista.

Por otro lado, recuperaron 47 armas de fuego que pertenecían al tirador y que fueron encontradas en tres lugares diferentes.

– «Una carnicería» –

Tras cometer la masacre, Paddock disparó a través de la puerta de su cuarto de hotel -en el que se había registrado el 28 de septiembre- e hirió a un guardia de seguridad. Pero para cuando entró un equipo de asalto (SWAT) el hombre ya se había suicidado.

Abajo, en el concierto, todo era «una carnicería, charcos de sangre», según dijo Bruce Ure, subcomisario policial de una pequeña localidad de Texas que estaba en el concierto y que salvó a tres personas heridas aquella noche.

«Estaban todos llorando y yo también lo estaba», dijo a la AFP. «Me decían: ‘Vamos a morir, vamos a morir’ y yo recuerdo que les decía: ‘No esta noche, no esta noche'».

Hasta ahora los investigadores no han encontrado nada que explique las acciones del atacante, pero buscaban cualquier pista sobre Paddock, a quien calificaron de «psicópata».

«Fue obviamente premeditado. El hecho de que tuviera todo eso en su habitación muestra planificación. Y estoy seguro de que evaluó cada paso de sus acciones», indicó Lombardo, que aseguró que el «caos y daño» que causó el atacante es «inexplicable».

Según su hermano, Erick Paddock, en atacante era un fuerte apostador y el padre de ambos había estado en la lista de los más buscados del FBI por robo de bancos.

Pero de resto, el hombre parecía tener una vida normal. «Le gustaba jugar video póquer, iba a cruceros, le enviaba galletas a su madre», dijo Erick tras conocerse lo ocurrido.

La matanza supera al tiroteo del club nocturno para gays en la ciudad de Orlando en junio de 2016, en el que murieron 49 personas.

También sigue a recientes ataques contra conciertos ocurridos en otros países, como el hombre-bomba que se estalló en mayo en un concierto de Ariana Grande en Manchester -22 muertos- y el ataque al centro de conciertos Bataclan de París, con 99 fallecidos.

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