La NASA autorizó el viernes el lanzamiento el próximo miércoles de un cohete de SpaceX con dos astronautas a bordo, en el primer vuelo tripulado estadounidense desde 2011 y un paso crucial para poner fin a la dependencia de los cohetes rusos.
Altos responsables de la NASA y de la compañía propiedad de Elon Musk se encontraban reunidos desde el jueves en el Centro Espacial Kennedy, en Florida, para constatar que todo estaba listo y seguro para la misión.
«Finalmente nos pusimos en marcha», dijo el administrador de la NASA Jim Bridenstine a la prensa en un video de la meticulosa Revisión de de Preparación para el Vuelo, que proporcionó el visto bueno.
Los astronautas estadounidenses Robert Behnken y Douglas Hurley despegarán el 27 de mayo a las 16H33 (20H33 GMT) a bordo de una cápsula Crew Dragon con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS), a la que se acoplarán al día siguiente.
Interrogado acerca de la realización de la misión en medio de la pandemia de coronavirus, Behnken dijo a los periodistas: «Donde hay voluntad, se abre un camino».
Behnken y Hurley han permanecido en estricta cuarentena desde el 13 de mayo debido a la pandemia, pero dijeron que su aislamiento real comenzó a mediados de marzo.
«Hemos estado en cuarentena probablemente más tiempo que cualquier otra tripulación en la historia del programa espacial», señaló.
Y agregó que él y Behnken han sido testeados dos veces hasta ahora para determinar si habían contraído el virus. «Se rumorea que podríamos volver a hacer la prueba antes de irnos», señaló.
Se trata de la primera misión tripulada cien por ciento estadounidense desde el final del programa de transbordadores espaciales en 2011, tras 30 años de servicio.
Desde entonces, solo Rusia tuvo capacidad para llevar a la ISS -ocupada en forma permanente desde 2000- a decenas de astronautas, tanto estadounidenses como de otros países, en sus cohetes Soyuz, lanzados desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán.
A partir de la presidencia de Barack Obama (2009-2017), la NASA financió contratos con SpaceX por 3,100 millones de dólares y con Boeing por 4,900 millones con el fin de devolver a Estados Unidos la capacidad de viajar por su cuenta al espacio.
«Vergonzoso»
El programa originalmente marcaba el regreso del transporte espacial estadounidense para 2015.
Neil Armstrong, el primer hombre en caminar sobre la Luna, calificó en 2010 de «humillante e inaceptable» que Estados Unidos no hubiera retomado los viajes espaciales.
Si la misión del próximo miércoles es exitosa, la pausa habrá sido de casi nueve años.
SpaceX y Boeing deberán hacer seis viajes a la ISS con cuatro astronautas en los próximos años, sin contar la misión de demostración.
Si tiene éxito en esta misión –llamada Demo-2, tras la Demo-1 lanzada sin incidentes en marzo de 2019 con un maniquí a bordo– SpaceX será la primera empresa privada en transportar astronautas a la ISS.
En diciembre pasado, Boeing realizó un vuelo de prueba sin tripulación de su cápsula conocida como Starliner, pero sufrió múltiples fallas.
Doug Hurley y Bob Behnken entrenan desde hace cinco años para la misión de la cápsula Crew Dragon, en cuyo interior todo está controlado por pantallas táctiles.
Al igual que las cápsulas Apolo de los años 1960, Crew Dragon volverá a amerizar en la Tierra.
La cooperación entre Estados Unidos y Rusia probablemente continúe una vez que Crew Dragon entre en servicio.
La NASA planea usar cohetes Soyuz para enviar algunos astronautas al espacio.
SpaceX también proporcionará vuelos a astronautas no estadounidenses y la compañía de Musk finalmente quiere enviar turistas al espacio.
Una misión privada de tres pasajeros ha sido proyectada para la segunda mitad de 2021.