Este 15 de mayo, se acumulan 75 años de una de las crisis humanitarias más injustas de nuestros tiempos».
Soad R.A. Rumman (Tercer Secretaria Embajada de
Palestina en El Salvador)
En diciembre de 1947, la Asamblea General de la recién creada Organización de las Naciones Unidas, recomendaba la partición de Palestina en dos estados, el 56% del territorio para un estado judío, el 43% para los palestinos y Jerusalén, el 1%, en un régimen internacional. La arbitraria recomendación se estableció de esa forma aun cuando los judíos representaban el 33% de la población y habitaban únicamente en el 7% del territorio. En mayo de 1948 se declara la independencia del Estado de Israel y comienza la Nakba, “catástrofe” para los palestinos, cuando más de 700 mil palestinos fueron expulsados de sus tierras y hogares; convirtiéndose en refugiados, que a día de hoy suman más de 5.9 millones. Este 15 de mayo, se acumulan 75 años de una de las crisis humanitarias más injustas de nuestros tiempos.
Tres cuartos de siglo de ocupación ilegal de Palestina, donde la potencia ocupante violenta diariamente los derechos civiles, económicos, sociales, políticos, de propiedad y humanitarios de los palestinos, y aunque existen decenas de resoluciones de las Naciones Unidas, denuncias de organizaciones como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y B’Tselem (ONG israelí) condenando al Estado de Israel; no hay quien haga caer el peso de la ley sobre las políticas colonialistas israelíes. Cualquier otro país que quiera cometer las atrocidades que realiza Israel, recibe una condena mundial e incluso graves sanciones para detener o castigar esas acciones.
Restricción de movilidad, de comunicación y de libertad de expresión; confiscación de tierras; demolición de viviendas; desplazamiento forzoso, uso excesivo de la fuerza y tortura; castigos colectivos; detenciones aleatorias injustificadas, incluyendo a niños; infracciones al derecho de la intimidad; discriminación; construcción del muro de apartheid dentro del territorio palestino; la negación del derecho al retorno; 109 muertos palestinos llevamos solo en este año; son algunos de los ejemplos de lo que vive un palestino en su diario vivir bajo la ocupación israelí, contradiciendo lo establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos e incumpliendo con lo establecido por el IV Convenio de Ginebra, la Convención Internacional Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención de La Haya de 1907 y el Derecho Internacional Humanitario, sin contar con las numerosas resoluciones de la ONU que instan a Israel a cumplir con sus obligaciones como potencia ocupante.
Tres cuartos de siglo donde se ha manipulado a favor del victimario la información que se reproduce al mundo, pintando a los palestinos como “terroristas”, confundiendo a las poblaciones con la adjudicación deliberada del término “semita” e incluso apropiándose del agrado de Dios alegando que son “el pueblo elegido” como justificante de las aberraciones cometidas en territorios ilegalmente ocupados o convenciendo a quienes no conocen del tema que se trata de un “conflicto religioso”; expresando donde sea que “los palestinos no quieren paz” cuando son los israelíes que firman acuerdos que incumplen. 75 años de ver publicidad de ciudades palestinas como Jerusalén y Belén con la bandera de Israel, y esperan que nos quedemos de brazos cruzados, ¿qué sentiría un hondureño viendo que el mundo publicita las Ruinas de Copán con la bandera de Guatemala?, ¿o qué sentiría un guatemalteco viendo las Ruinas de Tikal como lugar turístico de Honduras? A nadie le gusta que se apropien de lo suyo.
La Segunda Guerra Mundial terminó con la frase del “NUNCA MÁS” prometiendo que los horrores y atrocidades vividas en la guerra nunca volverían a repetirse; pero no nos dijeron que solo se aplica a las personas que decidan los que gobiernan el mundo, y me pregunto: ¿Cuánto tiempo más debe seguir Palestina pagando los platos rotos que dejó Europa en el siglo pasado?, ¿Cuántos palestinos más deben morir, ser torturados y humillados para que el mundo se levante, abra los ojos y por fin diga en este caso “nunca más”? ¿o es que tal vez la población palestina no es tan importante como la población ucraniana?
En 1948 David Ben Gurión expresó que “los viejos morirán y los jóvenes olvidarán” pensando que podrían acabar en unos años con Palestina. Tras 75 años podemos decir que Palestina existió, existe y seguirá existiendo porque seguiremos resistiendo y luchando por nuestra libertad e independencia soberana, somos un pueblo con fuerza, dignidad, y perseverancia, aunque les duela a los ocupantes de nuestra tierra. Mantendremos la esperanza con la cabeza en alto porque ninguna injusticia en la historia de la humanidad ha sido eterna.
Tercer Secretaria
Embajada de Palestina en El Salvador