Juan Manuel Rodríguez G.
Fui de los que “cayó”, como un consumidor asiduo de redes sociales, colocando la bandera de Francia como filtro en mi foto de perfil, apoyando, con mi mejor intención, al pueblo francés por los sucesos deplorables ocurridos en su país por los terroristas de ISIS. Pero entonces, poco a poco, empezó el debate y el cuestionamiento, que realmente, me hizo recapacitar. ¿Por qué no nos pusimos las banderas de otros tantos países que sufren bombardeos por países de Occidente diariamente? ¿Por qué no nos pusimos la bandera de Afganistán ahorita que Estados Unidos admitió haber bombardeado un Hospital de Médicos Sin Fronteras en donde murieron 22 personas, entre personal de Médicos Sin Fronteras y pacientes? ¿Acaso alguien escuchó la historia de cómo los pacientes ardían en sus camillas porque fue imposible que pudieran salvarse? Luego, las críticas hacia Facebook: ¿por qué en esta ocasión si apoyan moralmente e invitan a todos a unirse? ¿Por ser Francia?
Si yo me uní a las fotografías con el famoso filtro, fue en el momento porque genuinamente me quería unir con la ola que repudia el terrorismo. El problema es que, no es justo apoyar solo ciertas causas dependiendo del “status” del país. Incluso Facebook se vio completamente sesgado, y tratando de sesgar. Así que, aunque mis condolencias hacia el pueblo Francés siguen más que vigentes, así como el repudio hacia esta escoria terrorista, decidí quitar el polémico filtro. Y es que, más allá que un filtro o bandera, las repercusiones en la percepción de la sociedad hacia lo que pasa en el mundo depende de cómo los medios direccionan las noticias. O en este caso, las redes sociales. Se magnificó el atentado en Francia, porque los medios y las redes así lo quisieron. Es la famosa Agenda Setting.
La Teoría de la Agenda Setting, creada por Maxwell McCombs y Donald Shaw, promueve que la selección de los temas que se tratan en los medios es la que influye en la percepción de los temas sobre el público, y no a la inversa, como se creyera. Los medios se encargan de darle o quitarle importancia a alguna noticia o tema, creando una agenda que se convierte en la que el lector toma como suya. Las noticias son importantes cuando los medios las proyectan como importantes. Esta es la importancia de la Agenda Setting. “La Agenda Setting se centra en el estudio de cómo la agenda establecida por los medios de comunicación influye en la agenda del público… sostiene que como consecuencia de la acción de los periódicos, de la televisión, y demás medios de información, el público es consciente o ignora, presta atención o descuida, enfatiza o pasa por alto.” (McCombs, Shaw. The Evolution of the Agenda Setting). En pocas palabras, la teoría constituye el establecimiento periodístico de temas de discusión. ¿Manipulación de la realidad? Quizá si se hace maquiavélicamente, pero podría decirse que es “moldear la realidad”. Aunque en temas de guerras, si es una manipulación la que ocurre. Los medios reflejan y magnifican solamente lo que quieren que la sociedad vea como la noticia más importante. Francia vende, es glamour, es status, es moda. Y sin quitar que el atentado terrorista en Francia es más que lamentable, también lo es el atentado de Estados Unidos en Afganistán. Y de Francia en Siria, que lastimosamente han llegado no tan directamente al mal llamado Estado Islámico. Una vida vale igual en cualquier país.
Y es donde pienso, ¿somos acaso un producto de toda la Agenda Setting que han desarrollado los medios? ¿Hemos sido tan injustos, al punto de cegarnos ante la realidad que no es de “nuestro Occidente”? Entre filtros y Agendas ocultas, lo que sí sería lamentable es que este sea el inicio de una nueva guerra de proporciones mundiales, porque nadie merece morir por extremismos ideológicos de algunos que no merecen nacer.
Lo que resulta contundente, es que los medios (en este caso Facebook como propulsor de una idea) ya no pueden manejar las cosas como anteriormente, así que la teoría de la Agenda Setting es válida hasta el momento en que las mismas redes, me recuerdan que no todo es tan blanco o negro.
¿Hemos sido tan injustos, al punto de cegarnos ante la realidad que no es de «nuestro Occidente»?
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