Con su discurso radical contra el separatismo catalán, la inmigración y el feminismo, el partido de extrema derecha Vox fue el gran triunfador de las legislativas españolas de este domingo, donde duplicó su presencia parlamentaria hasta convertirse en la tercera fuerza política.
Fundado por ex miembros del PP
Vox fue fundado en 2014 por ex miembros del Partido Popular, el gran partido del conservadurismo español. Su primer presidente fue Alejo Vidal-Quadras, procedente del PP catalán, y el actual, Santiago Abascal, ex diputado ‘popular’ en el Parlamento regional vasco.
Abascal pronto marcó distancias con el PP de Mariano Rajoy, presidente del gobierno de 2011 a 2018.
Según él, éste se comportó como «el albacea testamentario» del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), al no derogar varias de las leyes promovidas por éste, como la del matrimonio homosexual, o la de ‘memoria histórica’ de 2007, que busca resarcir a las víctimas del franquismo.
Incluso criticó recientemente la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco de su mauseoleo, fustigando la «emergencia profanadora» del gobierno socialista.
Una progresión fulgurante
Vox, un partido marginal hace un año, tuvo una progresión meteórica, protagonizando según su líder la gesta política «más rápida y más fulgurante de la democracia española».
En diciembre dio la sorpresa al entrar en el Parlamento regional de Andalucía con un nutrido grupo y propiciar allí un giro conservador, después de 36 años de dominio socialista. Gracias a su apoyo parlamentario, PP y los liberales de Ciudadanos gobiernan en coalición la región más poblada de España.
El 28 de abril entraron en la cámara baja del Parlamento español, con 24 de los 350 diputados, y 2,6 millones de votantes.
Un resultado que ahora han duplicadode, con 52 asientos y 3,6 millones de votos. Este domingo fueron la fuerza más votada en la región de Murcia y en el enclave norteafricano de Ceuta, y en Andalucía fueron terceros, muy cerca del PP.
Incluso obtuvieron representación en territorios hasta ahora difíciles para su mensaje, como las islas Canarias, donde se llevaron dos escaños.
Cataluña, inmigración, antifeminismo y ruralismo
Vox se destacó defendiendo una política de mano dura contra el separatismo catalán.
«Si los españoles nos apoyan, no nos temblará el pulso para suspender la autonomía [catalana], para ilegalizar a los partidos separatistas y para ordenar la detención y puesta a disposición judicial del golpista Torra», dijo Abascal el viernes, refiriéndose al presidente regional de Cataluña, Quim Torra.
Igualmente, sumándose a la acción de la fiscalía y la Abogacía del Estado, el partido ejerció de acusación popular en el juicio celebrado este año en el Tribunal Supremo contra 12 separatistas catalanes. Nueve de ellos recibieron penas de entre 9 y 13 años de prisión, por su papel en el intento de secesión de 2017.
Pero más en general, Vox arremetió contra lo que denomina «el consenso progre». «Hemos logrado abrir todos los debates prohibidos», y decirle a la izquierda «que no tiene ninguna superioridad moral», dijo Abascal este domingo.
Así, asimilaron sin miramientos la delincuencia con la presencia en España de menores extranjeros no acompañados (los llamados ‘menas’), y arremetieron contra las leyes de lucha contra la violencia machista, que según pretenden, «criminalizan» al hombre.
Igualmente, defienden a ultranza la tauromaquia y la caza, frente a los animalistas, y su número dos, Javier Ortega-Smith, mantiene un discurso con tonos antisemitas, como cuando ataca al magnate estadounidense George Soros, nacido en una familia judía de Hungría.
Soros es «el gran promotor y el gran financiador de la inmigración ilegal, del tráfico de las personas, y se lucra de ello, entre otras cosas porque buscan tener mano de obra barata en Europa», dijo Ortega-Smith en febrero en un plató televisivo.
Alianzas con PP y Ciudadanos
Los resultados de Vox se desinflaron en la triple cita electoral del 26 de mayo (municipales, regionales y europeas).
Sin embargo supieron rentabilizar sus resultados, ya que al igual que hicieran en Andalucía, propiciaron con su apoyo parlamentario que el PP y Ciudadanos gobiernen en coalición Murcia y la región de Madrid, y sobre todo, que los ‘populares’ recuperaran la alcaldía de la capital, hasta ese momento en manos de la izquierdista Manuela Carmena.