Stormy Daniels, la estrella porno que afirma haber recibido dinero para guardar silencio sobre la presunta relación sexual que mantuvo con Donald Trump una década antes de que fuera presidente, quiere contar «la verdad» sobre lo ocurrido.
Así lo aseguró el miércoles el abogado de Daniels, Michael Avenatti, afirmando que su cliente no está impedida de hacerlo por el acuerdo de confidencialidad que firmó en octubre de 2016, días antes de las elecciones que llevaron a Trump a la presidencia.
Stephanie Clifford, nombre artístico de Daniels, recibió 130.000 dólares del abogado personal de Trump, Michael Cohen, a cambio de no revelar la presunta aventura extramarital, según documentos divulgados por Avenatti.
La Casa Blanca, que ha rechazado reiteradamente estas afirmaciones, volvió a desestimar el caso, luego de que Avenatti realizara más temprano una ronda de medios explicando la decisión de Clifford.
«El presidente ha negado las acusaciones en su contra», dijo la portavoz de Trump, Sarah Sanders, al ser consultada sobre el tema.
«Se ha referido directamente (a estas afirmaciones) y dejó muy claro que ninguna de estas alegaciones es cierta», agregó, derivando cualquier otra consulta sobre el tema al abogado personal del mandatario.
– Peggy y David –
Pero Avenatti, que el martes presentó una demanda en un tribunal de Los Ángeles solicitando que el pacto de silencio fuera invalidado porque Trump no lo firmó, insistió en la veracidad de la historia y en la intención de Daniels, de 38 años, de compartirla.
«Ella quiere dejar las cosas claras, contar la verdad», dijo Avenatti en CBS.
«Creo que es el momento de que ella cuente su historia y de que el público decida quién dice la verdad», señaló en NBC.
En el pacto, Clifford aparece con el seudónimo Peggy Peterson, mientras Trump es identificado como David Dennison. En la firma de la estrella porno se puede leer su apellido real, Clifford, pero el espacio correspondiente a Dennison está en blanco, prueba, según Avenatti, de que su cliente está liberada de sus obligaciones.
Según los documentos judiciales, Clifford y Trump iniciaron su relación en Lago Tahoe (California) en el verano boreal de 2006 y la mantuvieron hasta «buena parte de 2007». Trump se casó con su tercera esposa y hoy primera dama, Melania, en 2005. El hijo de ambos, Barron, nació en marzo de 2006.
La demanda señala que Clifford decidió contar su historia hacia el fin de la campaña electoral, cuando se conoció un trato degradante de Trump hacia otras mujeres.
Pero Cohen «agresivamente» trató de «silenciar a la señora Clifford como parte de un esfuerzo por evitar que ella dijera la verdad, ayudando a garantizar que él ganara la elección presidencial», señaló el documento.
– ¿Trump sabía del pago? –
«Mi cliente no desea beneficiarse de su historia», afirmó Avenatti en CBS, aunque en otro momento de la entrevista dijo desconocer si Clifford buscará una compensación económica por su relato.
Cohen admitió el mes pasado haber pagado 130.000 dólares a Clifford, pero no precisó por qué. Dijo que hizo el pago por cuenta propia y que no le fue reembolsado. «Ni la Organización Trump, ni la campaña de Trump participaron en la transacción», dijo.
El abogado de Trump se refirió al tema después de que la ONG Common Cause presentara en enero una demanda federal argumentando que el acuerdo pudo haber violado las reglas de financiamiento electoral.
Avenatti dijo el miércoles que «no hay duda» de que Trump estaba al tanto del pago.
«La idea de que un abogado hiciera algo así por sí mismo sin el conocimiento de su cliente (…) honestamente es ridícula», dijo, y añadió que su cliente «está preparada» para devolver los 130.000 dólares si es necesario.
La estrella porno ya dio una versión de su presunta relación con Trump en una entrevista a la revista In Touch realizada en 2011, pero difundida en enero pasado. Entonces confesó con detalles sus contactos sexuales con Trump en julio de 2006, al margen de un torneo de golf en un elegante balneario en Lago Tahoe.
A fines de enero, invitada al programa del comediante Jimmy Kimmel en ABC, Stormy Daniels se cuidó de no revelar nada en especial de la presunta aventura con Trump, desviando todo el tiempo entre risas y chistes de doble sentido las preguntas del anfitrión.