La escritura, el arma contra el silencio del argentino Santiago H. Amigorena

¿Cómo combatir el silencio? «Con la escritura, que es otra forma de silencio», afirma el escritor argentino Santiago H. Amigorena, cuya última novela «Le guetto intérieur» concurre este año a los tres premios más prestigiosos de Francia.

Residente en ese país, el escritor de 57 años ha construido a lo largo de dos décadas un universo literario para narrar su vida de forma no lineal, con obras con títulos en francés como «Una adolescencia taciturna» y «Una infancia lacónica».

«Le guetto intérieur» (El gueto interior), su décimo libro, bucea en la historia de su abuelo, Vicente Rosenberg, un judío polaco que emigró a Argentina en 1928 con la esperanza de dejar atrás el antisemitismo que iba ganando terreno en parte de la sociedad polaca.

Pero Gustawa, su madre, permaneció en Varsovia. Cuando los nazis invaden Polonia en 1940, Gustawa le escribe encerrada en el gueto cartas cada vez más desesperadas. Roído por la culpabilidad, impotente ante la tragedia que vive su familia, Vicente se encierra en sí mismo, desatendiendo a su esposa y sus hijos, entre ellos la futura madre de Santiago Amigorena. 

«Es la historia de un judío en Buenos Aires que va recibiendo noticias de Varsovia y que se hunde en el silencio al descubrir la Shoah y la realidad de lo que sucede en Europa», resume el escritor a la AFP en Nancy, donde la semana pasada recibió el Premio de los Libreros de esta ciudad del noreste de Francia.

Vicente es un personaje que «debe hallar una solución y la halla en el silencio, que es la peor de las soluciones», afirma el escritor, quien asegura haber escrito hasta ahora sobre su propio silencio.

La obra está en liza por el Renaudot, el Medicis y el Goncourt, esta última la recompensa literaria más prestigiosa de Francia, que será otorgada en noviembre. Amigorena es el único escritor que fue seleccionado para los tres premios.

Más allá de la realidad

Aunque la historia es real y Gustawa escribió a su hijo antes de ser asesinada en el campo de Treblinka, el escritor reivindica su decisión de haber llamado «novela» a su obra.

«De todos los libros que he escrito, es el que más debería llamarse novela», insiste.

Para el autor, una de sus aspiraciones no es «escribir exactamente lo que sería la realidad histórica, es ser ‘más verdadero’, que lo que está escrito vaya más allá de la realidad». 

Por ejemplo, en una de las cartas citadas en la novela, Gustawa explica que «los nazis que +matan sin motivo+ a los judíos del gueto tienen +las miradas tristes como las nuestras+». «Esta frase no está en ninguna de las misivas», apunta. «Pero es la relación entre pasado y presente lo que aporta esta realidad. El pasado solo existe porque estamos aquí y hablamos de ello».

Amigorena explora a la vez cómo los Aliados durante mucho tiempo no reaccionaron al exterminio de judíos en Europa.

Pero la «manera en que no se quiso saber lo que pasaba en Europa no se dio solo con la Shoah». Tampoco «quisimos saber en Argentina que había desaparecidos durante la dictadura».

Amigorena nació en Buenos Aires siete años antes de la muerte de su abuelo. Con sus padres, tuvo que huir de la violencia política en 1973.

«Tuve que dejar mi país, mi lengua materna y mis amigos. Y como mi abuelo, traicioné: no estuve donde tendría que haber estado», escribe en el epílogo de su libro.

Amigorena es también cineasta y estuvo casado con la actriz francesa Julie Gayet, con quien tuvo dos hijos.

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