Miami, Estados Unidos
La senadora Elizabeth Warren cimentó este miércoles en Miami su precandidatura a la Casa Blanca, y varios aspirantes menos conocidos mostraron sólidas actuaciones en un debate demócrata marcado por la crisis migratoria en la frontera.
Warren marcó el inicio del primer debate demócrata acusando a Washington de carecer de «valentía» para enfrentar los monopolios. «Cuando tienes una economía a la que le va muy bien para aquellos que tienen dinero, pero no tan bien para los demás, eso es corrupción pura y simple», afirmó, prometiendo un «gran cambio estructural».
El presidente republicano, Donald Trump, se ha felicitado repetidamente por el saludable estado de la economía estadounidense, que él atribuye a su administración.
Alentada por unas encuestas favorables que la sitúan en el tercer lugar en la nominación demócrata, la senadora de 70 años supera de lejos a los aspirantes que compiten con ella en el escenario de Miami, una ciudad donde siete de cada 10 personas es hispana.
«Ella no era mi primera opción, pero luego de escucharla y de leer sus planes, me convencí totalmente de que es la próxima presidente de Estados Unidos», dijo a la AFP Timothy Sylvester, un jubilado de 56 años que hacía campaña por su candidata frente al teatro Arsht Center.
Los candidatos discutieron sus posturas sobre el porte de armas, la crisis migratoria, el impasse con Irán, el cambio climático y respondieron además, en un formato rápido de preguntas y respuestas, sobre cuál es la mayor amenaza geopolítica que enfrenta el país.
«La mayor amenaza es Donald Trump, sin duda», dijo el gobernador Jay Inslee. Los demás candidatos mencionaron Rusia, Irán, China y el cambio climático.
Temas de frontera
Los contertulios también discutieron la crisis migratoria en la frontera con México, donde las autoridades no tienen suficientes recursos para atender el aluvión de refugiados que llegan pidiendo asilo y que muchas veces terminan detenidos y separados de sus hijos.
El escándalo sobre el mal estado de los centros de detención pasó nuevamente a primer plano a nivel nacional luego de que una ONG revelara las condiciones sórdidas en las que vivían más de 250 menores en Texas (sur).
Las críticas contra el gobierno se recrudecieron tras la divulgación el martes de una fotografía de un padre con su hija, cuyos cuerpos sin vida fueron hallados a orillas del río Bravo.
El exsecretario de Vivienda de Barack Obama, Julián Castro, quien aspira a convertirse en el primer presidente hispano de Estados Unidos, dijo que lo primero que hará será descriminalizar los cruces de frontera y eliminar la política de «cero tolerancia» de Trump.
El senador Cory Booker, quien como Castro y el texano Beto O’Rourke pronunció algunas frases en español, dijo que se asegurará de que la oficina de migración y la patrulla fronteriza no violen los derechos humanos.
Los demás candidatos coincidieron en la necesidad de acabar con las separaciones familiares.
«Los inmigrantes no dañan a Estados Unidos. Ellos son Estados Unidos», dijo la senadora centrista y exfiscal Amy Klobuchar, concordando con la propuesta de Castro, pero matizó que tomaría precauciones para asegurarse de que traficantes y otros criminales no pasen sin obstáculos.
Varios candidatos, entre ellos Warren y Klobuchar, han aprovechado el viaje a Miami para visitar el refugio de inmigrantes de Homestead, donde las autoridades mantienen 3.000 niños y menores retenidos.
¡Qué aburrido!
Mientras el debate tenía lugar, simpatizantes demócratas y republicanos se manifestaban y se gritaban entre sí a las puertas del teatro Arsht Center, donde la atmósfera era tensa.
Medio centenar de conservadores se reunieron en una esquina bajo una gran pancarta que decía, en español: «MIAMI no socialismo, no comunismo, somos capitalistas».
Entre ellos, Linda Smith, una jubilada estadounidense de 65 años, sostenía un cartel con la foto del gobernante venezolano Nicolás Maduro y un cartel que decía «No conviertan Estados Unidos en otra Venezuela».
Los demócratas «lo entregarán todo gratis y nuestro país quedará arruinado», aseguró.
En la otra esquina, un nativo de Miami llevaba un cartel que decía «mantengan a los inmigrantes, deporten a los republicanos».
En tanto, Trump, que se dirige a Japón para una cumbre del G20, mostró su desdeño por sus posibles rivales con un tuit donde expresó sobre el debate: «¡Qué aburrido!».
«Creo que todos lo están haciendo muy mal», declaró además, en una escala en Alaska.
El debate continuará el jueves con otros 10 candidatos, entre quienes figurarán los favoritos en la contienda para batir al presidente Trump: Joe Biden, exvicepresidente y actual líder en las encuestas, y el socialista Bernie Sanders.
También participarán el jueves los prometedores aspirantes Kamala Harris y Pete Buttigieg.