La Corte Suprema de Estados Unidos otorgó el lunes una importante victoria a millones de trabajadores homosexuales y transgénero al incluirlos bajo el amparo de una ley contra la discriminación laboral, a pesar de la oposición del gobierno de Donald Trump.
«Hoy tenemos que decidir si un empleador puede despedir a alguien solo porque es homosexual o transgénero, la respuesta es clara», la ley «lo prohíbe», dijo el máximo tribunal en un fallo decidido por una mayoría de seis jueces de los nueve que lo conforman.
Una ley federal de 1964 prohibió la discriminación «por razones de sexo», pero ciertos tribunales, así como la administración del presidente republicano, consideraban que aplicaba solo a la distinción hombres/mujeres y no a las minorías sexuales.
Los defensores de los empleados homosexuales, lesbianas y transgénero, apoyados por muchos legisladores o ejecutivos demócratas y varias grandes empresas como Apple, General Motors o Walt Disney, pidieron a la Corte que aclarara quiénes estaban protegidos por esta norma.
En 2015, el máximo tribunal había ampliado el derecho al matrimonio a personas del mismo sexo, pero los defensores de las minorías sexuales temían que los dos jueces nombrados por Trump posteriormente hubieran tornado la corte más conservadora.
«Los límites de la imaginación»
Sin embargo fue uno de ellos, Neil Gorsuch, quien redactó la decisión mayoritaria, agregando su voz a la de los cuatro jueces progresistas y al jefe de la corte, John Roberts.
Los autores de la ley de 1964 «sin duda no anticiparon que su trabajo llevaría a esta conclusión», escribió. «Pero los límites de su imaginación no son una razón para ignorar las exigencias de la ley», continuó el magistrado.
Brett Kavanaugh, el otro juez elegido por Trump por sus puntos de vista conservadores, se opuso a esta decisión, considerando que era competencia del Congreso y no del sistema de justicia actualizar la ley.
«A pesar de mi preocupación por la transgresión de la separación de poderes por parte de la Corte», la decisión representa una «importante victoria lograda hoy por los homosexuales y lesbianas estadounidenses», subrayó no obstante Kavanaugh. Ellos «pueden estar orgullosos de este resultado».
«Esta es una gran victoria para la igualdad», celebró por su parte James Esseks, uno de los líderes de la poderosa organización de derechos ACLU.
El candidato presidencial demócrata, Joe Biden, dijo que se trataba de un «significativo paso adelante».
Hasta ahora, las personas homosexuales «podían casarse un día y ser despedidas al día siguiente», dijo, y prometió continuar «la lucha por la igualdad» si era elegido el 3 de noviembre.
«La lucha de Aimee»
Concretamente, el tribunal falló en tres casos separados.
Dos involucraban a trabajadores homosexuales: un instructor de paracaídas, Donald Zarda, y un trabajador social, Gerald Bostock, que habían emprendido acciones legales después de ser despedidos a causa de su orientación sexual.
Como muestra de la confusión jurídica que reinaba hasta ahora, los tribunales dieron la razón al primero y desestimaron el segundo.
Por primera vez en su historia, la Corte Suprema también examinó el caso de una persona transgénero, Aimee Stephens.
Después de haber trabajado como hombre durante seis años en una funeraria en Detroit (norte), le había anunciado al dueño que tenía la intención de asumir su identidad como mujer, ante lo cual este lo despidió en nombre de sus valores cristianos y «por respeto a las familias» de los fallecidos.
Stephens se había embarcado entonces en una cruzada judicial para reivindicar a una minoría invisible. «Era hora de que alguien se levantara y dijera que ya es suficiente», había dicho en la audiencia del 8 de octubre.
Pero a causa de una insuficiencia renal severa, murió el 12 de mayo a los 59 años sin conocer la decisión del Tribunal.
«Estoy agradecida por esta victoria que honra la lucha de Aimee y garantiza un trato igualitario hacia las personas independientemente de su orientación sexual o su identidad», dijo su viuda, Donna Stephens, en un comunicado.