Pekín, China | AFP |
por Joanna CHIU
La población china y las empresas extranjeras instaladas en el país se preparan para hacer frente a partir del sábado a la prohibición de las «redes privadas virtuales» (VPN) no autorizadas, utilizadas hasta ahora para esquivar la censura de internet.
Según diferentes estimaciones, varias decenas de miles de personas recurren a los VPN para conectarse a páginas web o redes sociales bloqueadas por las autoridades, como Facebook, Twitter, Google, YouTube… así como a numerosos medios extranjeros.
Pero el gobierno declaró la guerra a estos túneles que permiten pasar bajo la «gran muralla informática» de internet en China. A partir del 31 de marzo, particulares y empresas extranjeras deberán elegir obligatoriamente entre un número limitado de servicios VPN aprobados por el régimen comunista.
«Cualquier grupo extranjero que quiera disponer de un sistema de acceso de uso privado deberá instalar una línea específica», explicó el ingeniero jefe del ministerio de Industria y Tecnologías de la Información a los periodistas en enero.
«También podrán alquilar una línea de este tipo a la agencia de Telecomunicaciones», agregó.
Hoy en día muchas expresas extranjeras tienen su propio servidor VPN fuera de China, lo que les permite acceder a webs bloqueadas pero también a sus herramientas de gestión en línea (calendarios, correo o agendas). Ahora tendrán que pasar por uno de los tres operadores chinos.
– «A merced de los reguladores» –
Para el presidente de la Cámara de Comercio estadounidense de Shanghái, Kenneth Jarrett, los grupos extranjeros y sus empleados corren el riesgo de «pagar los platos rotos» por estas nuevas medidas.
«Las empresas extranjeras usan plataformas (de herramientas digitales) como Google Analytics y Google Scholar», explica a la AFP. «Limitar el acceso a los VPN accesibles aumentará aún más la frustración de los medios empresariales en China».
Un miembro de GreatFire.org, un grupo de lucha contra la censura con sede en China, ve en esta nueva reglamentación un intento de eliminar los VPN más baratos y, por lo tanto, un medio para que los operadores locales capten ingresos adicionales, además de restringir aún más la información.
«¿Están las empresas extranjeras a merced de los reguladores chinos? Por supuesto», señala el que se presenta bajo el nombre falso de Charlie Smith.
Pero algunas empresas han previsto obedecer. «Vamos a hacer una petición de línea VPN al gobierno», admite la directora general de una compañía tecnológica extranjera.
«Nuestros negocios se concentran en Pekín, así que creo que es la mejor opción (…) No queremos incumplir las reglas o ver perturbado nuestro acceso VPN», explica a la AFP bajo condición de anonimato.
Las empresas no saben todavía si pueden ser sancionadas en caso de infracción.
En diciembre, Wu Xiangyang, un ciudadano chino, fue condenado a cinco años y medio de cárcel y una multa de 500.000 yuanes (80.000 dólares, 65.000 euros) por haberse «beneficiado ilegalmente» de la instalación de servidores VPN y de la venta ilegal de programas. Es la condena más dura que se conoce hasta ahora en un caso relativo a los VPN.
«Probablemente vamos a asistir a una aplicación selectiva» de la prohibición, considera Samm Sacks, experto del CSIS, un grupo de reflexión especializado en el internet chino. «Hasta ahora pocas empresas extranjeras han tenido problemas con sus VPN… Pero todavía hay mucha incertidumbre».
Incluso sin estas restricciones, las empresas ya sufren problemas de conexión y de velocidad.
«No solo dañan la imagen innovadora que quiere dar China, sino que también tienen un impacto en la productividad», constata Mats Harborn, presidente de la Cámara de Comercio Europea en China. «Algunos de nuestros miembros nos han mencionado pérdidas de más del 20% de sus ingresos anuales a causa de esta lacra».