La Cámara de Representantes de Estados Unidos inició este miércoles una histórica sesión en la que los legisladores debatirán sobre si avanzan con el proceso contra el presidente Donald Trump, quien está a un paso de convertirse en el tercer mandatario del país en ser sometido a un juicio político.
La Cámara baja, controlada por la oposición demócrata, decidirá al final del día si aprueba los cargos de «abuso de poder» y «obstrucción al trabajo del Congreso» contra el mandatario.
En el Senado, que probablemente abrirá el proceso en enero, se espera que Trump sea absuelto, pues se necesitan al menos 67 votos para destituirlo y los republicanos ostentan 53 de los 100 escaños.
El magnate republicano está acusado de intentar presionar a Ucrania para que investigara a uno de sus principales rivales de cara a las presidenciales de 2020, el exvicepresidente Joe Biden.
En la mañana Trump insistió en Twitter en que no hizo «nada malo», al día siguiente de dirigirle una amarga carta a la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, diciéndole que «la historia la juzgará duramente» por el proceso.
Para el mandatario, la votación en la Cámara Baja no es «más que un intento de golpe de Estado ilegal y partidista» motivado por el resentimiento y acusó nuevamente a los demócratas de ser «incapaces de aceptar el veredicto de las urnas».
Trump pasará el día en la Casa Blanca y en la tarde, coincidiendo casi con la hora de la votación, se desplazará a Michigan para un mitin con sus simpatizantes.
El juicio político divide a los estadounidenses: 45% quiere que Trump sea destituido (77% entre los votantes demócratas) mientras un 47% se opone, según un sondeo de la CNN-SSR.
En ciudades como Nueva York, Boston, Nueva Orleans y Los Angeles, manifestantes a favor del juicio político salieron el martes a las calles.
Este miércoles fuera del Capitolio en Washington decenas de personas, según una periodista de la AFP, se congregaron para dar su apoyo a los legisladores con carteles que decían «Trump tiene que irse».
«Nuestro presidente es un criminal», dijo Susanna Kanner, una productora de documentales de 37 años.
«Un día triste»
Un puñado de legisladores demócratas moderados, elegidos en circunscripciones favorables a Trump, han dicho que apoyarán el juicio del presidente, incluso si corren el riesgo de perder votos o de quedarse sin escaño.
Solo dos de los 233 representantes demócratas podrían votar a favor de Trump, en tanto ninguno de los 197 legisladores republicanos ha anunciado hasta ahora su apoyo al proceso de destitución.
Al inicio del debate, el legislador republicano Tom Cole dijo que este es un «día triste», descalificó el proceso como «partidista» y acusó a los demócratas de llevar a cabo un procedimiento apresurado.
La representante demócrata de Florida Donna Shalala dijo que llegó a la audiencia con «profunda tristeza» pero dijo que los hechos citados son «peligrosos» e «indiscutibles».
Sin embargo, hay pocas posibilidades de que el proceso contra Trump avance en el Senado, donde han sido juzgados dos presidentes: Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998, ambos exonerados. El republicano Richard Nixon, involucrado en el escándalo Watergate, prefirió renunciar en 1974 antes de sufrir este escarnio.
Riesgos electorales
Trump está convencido de que resultará a la postre beneficiado. En un tuit, señaló que una reciente encuesta del diario USA Today lo da ganador en las elecciones de 2020 contra todos los posibles candidatos demócratas.
Algo «difícil de creer (…) después de tres años de esta caza de brujas», escribió. Pero «los estadounidenses son inteligentes, ¡ven nuestra maravillosa economía y todo lo demás!».
Consciente del riesgo electoral de lanzar el proceso, Pelosi contuvo durante mucho tiempo los llamados para abrir un procedimiento de destitución contra Trump, hasta que estalló el escándalo ucraniano.
Finalmente lanzó la investigación a fines de septiembre, tras conocerse la denuncia de un funcionario no identificado sobre la presunta conducta inapropiada del presidente durante una llamada telefónica el 25 de julio con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.
Varios testigos confirmaron ante el Comité Judicial de la Cámara Baja las presiones para obligar a Kiev a anunciar la apertura de una investigación por corrupción contra Biden y su hijo Hunter.
William Taylor, embajador estadounidense interino en Kiev quien dejará el cargo a fin de año tras cumplirse un límite legal de 200 días, aportó un testimonio fundamental al afirmar que a Trump «le importaba más» que el gobierno ucraniano investigara a Biden que la situación en Ucrania, en conflicto contra separatistas prorusos en el este.
La Casa Blanca se negó a cooperar con la investigación, la que calificó de «inconstitucional», y prohibió a varios de sus asesores dar testimonio.
Por esta razón, los demócratas lo acusan tanto de haber abusado de su poder para beneficio personal como de haber obstruido el trabajo del Congreso.