Considerada la mejor bodega viñeda del mundo, regresa a nuestro país, con la visita de Alejandra Naranjo, con 20 años de experiencia en la industria y Export Manager de la entidad, ofreciendo una cata especial, organizada por Corchos en el restaurante D’Leña, en la que presentó vinos de la bodega junto a un maridaje preparado por el Chef Eduardo Espinal.
Los inicios de Marqués de Murrieta se remontan a 1852 en Rioja, España, cuando Don Luciano elaboró el primer Rioja en ser exportado a otro país. La bodega fue galardonada como la “Mejor Bodega del 2023” por la Red Mundial de Grandes Capitales del Vino.
Esta bodega es famosa, como pocas, por sus vinos principales. Los cuales son 4 blancos y 4 tintos. Muy pocas son premiadas por su diversidad, como Marques de Murrieta.
Toda la trayectoria que conlleva a la bodega se une con su pilar fundamental, la innovación; la cual rige el trabajo diario de cada uno de los colaboradores. Fueron los primeros en elaborar las barricas de acacia en Francia.
Los platillos para el maridaje fueron elaborados por el Chef Eduardo Espinal del restaurante D´Leña. Como su nombre lo indica, este concepto gastronómico se caracteriza por cocinar sus platos utilizando fuego a base de leña, convirtiéndose en una fusión entre la tradición con la innovación.
Durante la cata se presentaron tres vinos de Marqués de Murrieta, que todo amante de la cultura del vino debería probar. Como distribuidor exclusivo para Guatemala está la distinguida empresa Corchos. Los vinos presentados por Alejandra Naranjo, con su respectivo maridaje son:
Marqués de Murrieta Primer Rosé:
Un rosado 100% Mazuelo, se caracteriza por presentar un festival aromático frutal con notas a manzanas rojas, grosellas, piel de naranja y un toque final a pera con un sabor en boca a aceituna. En boca, equilibrado y elegante; un vino amable, sutil y de buen carácter, siendo ideal para acompañar con aperitivos.
El Chef Espinal recomienda empezar el maridaje de este vino con un plato de Costinni con Tapenade, la clásica mezcla de Provenza (aceite de oliva, ajo y hierbas), acompañados de pan, en combinación con el vino. Con sabores intensos y equilibrados, con una mezcla de aceitunas, anchoas, alcaparras, ajo y aceite de oliva.
Este vino está catalogado como acompañamiento de reuniones entre amigos, recordando anécdotas, en los que comen algunas boquitas, como complemento al vino. También puede ser saboreado sin complemento por su fino tono frutal.
Gran Vino Pazo Barrantes:
Este vino con una cepa 100% Albariño, es la opción ideal para los amantes de los vinos blancos, conquistando con sus aromas a ciruela amarilla y níspero, ligeras notas elegantes de bergamota (naranja agria) y verbena.
En boca se presenta bastante fresco, con un sabor vibrante y envolvente pero sumamente equilibrado, con un final que perdurará en el paladar.
Una combinación adecuada es acompañarlo con un Tartar de Atún, para el cual el atún se marida con aceites, pepino sin semillas y cebolla, servido con frituras en su punto, para acompañar en texturas y sabor. La soltura cítrica se fusiona muy bien con este maridaje. Otra opción estupenda sería con sushi.
También se recomienda un Risotto D´Leña, un arroz al dente y cremoso desglasado con vino blanco, acompañado de champiñones salteados, quesos y trufa, con un encostrado de queso que brindará al platillo de una tercera textura.
Marqués de Murrieta Reserva:
El vino emblemático de la bodega, es elaborado principalmente de la cepa Tempranillo, y se utilizan también las variedades Graciano, Mazuelo y Garnacha.
Este tinto es sumamente expresivo en nariz, con múltiples capas de fruta roja, como la fresa, cereza y ciruela, así como notas a pimienta negra y hierbas mediterráneas. Sus taninos sedosos enmarcan un sabor fresco en boca con un elegante final que dejará con ganas de otra copa.
Como opción para acompañar este vino, y dentro de un plato fuerte, no podía faltar la proteína, un Lomito con Anacates, una pieza premium servida sobre una cama de puré de papa suave, con nuez moscada, aireado con especias y bañado con una salsa de anacates, joya de nuestra gastronomía guatemalteca. Los cuales salen luego de las primeras lluvias en las praderas.
El fuerte sabor del vino y del platillo, se complementan entre sí, para crear una experiencia exquisita en el paladar.