- En extensa entrevista en Vanity Fair, Susie Wiles, una de las personas más cercanas a Donald Trump se refirió al presidente y a varios de sus cercanos colaboradoras.
- La Casa Blanca cierra filas en defensa del presidente y sus cercanos colaboradores. Wiles dice que se sacaron de contexto sus declaraciones.
La jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, ha generado una fuerte polémica en Estados Unidos tras la publicación de una entrevista concedida a Vanity Fair, en la que describió al presidente Donald Trump como alguien con “personalidad de alcohólico”. La frase, que rápidamente circuló en medios internacionales, encendió nuevas tensiones dentro y fuera del gobierno, y obligó a la Casa Blanca a responder públicamente para contener el impacto político.
Aunque Trump no consume alcohol, Wiles explicó que utilizó la expresión para referirse a un rasgo de carácter, no a un hábito: una personalidad dominante, impulsiva y convencida de que nada está fuera de su alcance. En palabras de la funcionaria, Trump posee “la seguridad absoluta” y la “intensidad vital” que ella identifica en personas alcohólicas en su familia, una comparación que sorprendió incluso a políticos republicanos.
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Críticas internas y descripciones inéditas
A lo largo de la entrevista, Wiles habló con franqueza de varias figuras clave dentro del gobierno, revelando tensiones que hasta ahora se mantenían bajo reserva. Entre los puntos más destacados:
- Calificó al vicepresidente JD Vance de “teórico de la conspiración”, recordando sus posturas previas antes de unirse a la administración.
- Describió al empresario Elon Musk como “un tipo muy raro”, incluso alegando que usa ketamina y que en ocasiones duerme dentro de bolsas de dormir en oficinas gubernamentales.
- Criticó la gestión de la fiscal general Pam Bondi en torno al manejo de archivos del caso Jeffrey Epstein, insinuando fallas graves de criterio.
- Admitió que en varias ocasiones intentó disuadir a Trump de decisiones controversiales, incluyendo la idea de perdonar a implicados en los disturbios del 6 de enero.
La entrevista, según varios analistas estadounidenses, representa uno de los retratos más explícitos de los conflictos internos y la dinámica personal en la Casa Blanca en esta segunda administración de Trump.
Wiles intenta rectificar: acusa a Vanity Fair de “tergiversar” sus palabras
Tras la repercusión mediática, Wiles aseguró en redes sociales que el reportaje “distorsionó el contexto” de sus declaraciones, y que la intención de la revista fue crear una percepción de caos dentro del gobierno. Aseguró además que mantiene una relación de respeto y trabajo estrecho con Trump y que su comentario fue interpretado de manera sensacionalista.
Aun así, medios estadounidenses destacaron que Vanity Fair publicó extractos directos, grabados y verificados, lo que deja dudas sobre la amplitud real de la retractación de Wiles.
Respuesta de la Casa Blanca: cierre de filas
La secretaria de prensa Karoline Leavitt emitió una declaración oficial defendiendo a Wiles y minimizando cualquier impacto político de la entrevista. Según Leavitt, la jefa de gabinete es “una de las figuras más valiosas del gobierno” y sus declaraciones han sido “sacadas de contexto con fines malintencionados”.
La portavoz insistió en que Wiles cuenta con la “total confianza del presidente”.
Trump: no se ofende y reafirma respaldo
En declaraciones a medios estadounidenses, Trump dijo no sentirse ofendido por la descripción de su jefa de gabinete y restó importancia al término “personalidad de alcohólico”. Incluso comentó que él mismo reconoce tener un carácter “muy fuerte y extremadamente determinado”.
El mandatario también elogió a Wiles, calificándola como “fantástica” y una “pieza clave del equipo”.
Un episodio que revela tensiones internas
La entrevista abre un nuevo capítulo en la anatomía del poder interno de la administración Trump:
- Expone contradicciones entre lo que el gobierno proyecta hacia afuera y lo que ocurre tras bambalinas.
- Muestra una jefa de gabinete con gran influencia, pero también con fricciones internas.
- Refleja el tono personalista que domina la dinámica de la Casa Blanca.
Aunque el gobierno intenta minimizar el impacto, el episodio ya alimenta debates sobre el estilo de liderazgo de Trump y la estabilidad de su equipo más cercano.