- El nuevo mandatario argentino rompió con la tradición al no dirigirse al Congreso, sino a sus seguidores en la escalinata del edificio y de espaldas al Parlamento.
Voz de América
El polémico Javier Milei asumió este domingo la presidencia de Argentina en medio de fuertes reclamos por encarrilar la economía y la promesa de traer un cambio al país . «Hoy comienza una nueva era», dijo el recién inaugurado mandatario.
Milei, autodefinido como el primer mandatario «anarco-capitalista», tomó el testigo de manos de antecesor Alberto Fernández, en una ceremonia que por su lista de invitados y su programa ofreció un atisbo de la nueva época que se abre ante la nación suramericana.
El líder del movimiento La Libertad Avanza, de 53 años, derrotó en las urnas al candidato oficialista y entonces ministro de Economía, Sergio Massa, avalado por el deseo de cambio de una mayoría que quiere terminar con la inflación interanual de 142 % – una de las más altas del mundo-, entre otros problemas sociales como la creciente pobreza y la inseguridad.
«Necesitamos un ajuste fiscal que recaiga en el Estado y no en el sector privado», aseguró Milei poco después de jurar su cargo ante el Parlamento, en su discurso inaugural. «No hay plata», agregó.
Milei juró como presidente en el Congreso en una ceremonia que comenzó después de lo previsto, en torno al mediodía, hora local. El día de su inauguración, el ultraderechista continuó su costumbre de romper con la tradición presidencial y en lugar de ofrecer el discurso inaugural ante la Asamblea, lo hizo fuera, en las escalinatas.
Sin alternativas al «shock»
El flamante mandatario se dirigió a sus seguidores, a quienes convocó por redes sociales, en un escenario de espaldas al Parlamento. En medio de vítores y gritos de «¡Argentina, Argentina!», Milei anunció las líneas de su gobierno, entre ellas un abrupto ajuste del gasto, una reducción del Estado y la apertura comercial del país.
El recién inaugurado presidente vaticinó que no habrá alternativa a un «shock» fiscal, argumentando que sus predecesores habían dejado al país sin fondos y camino a la hiperinflación.
«Vamos a tomar las decisiones que sean necesarias, aunque cuando el principio sea duro», indicó Milei, quien criticó las acciones tomadas por los gobiernos anteriores, de tendencia izquierdista. «La única alternativa posible es el ajuste, un ajuste ordenado».
El ultraderechista se enfrenta al gran desafío de recuperar la economía de un país cuyas reservas netas de divisas se estiman en 10.000 millones de dólares en números rojos, una inflación anual que va en aumento y se enfrenta a una probable una recesión.
Milei había prometido dolarizar la economía y el cierre del Banco Central como ejes centrales de su campaña. Sin embargo, de momento, parece haber postergado estas acciones, que él mismo reconoció que serían difíciles de implementar, aún con el apoyo del Congreso.
«El desafío es enorme, pero lo afrontaremos con convicción, trabajaremos sin descanso y llegaremos a destino», concluyó Milei con el habitual grito de ¡Viva la libertad, carajo! con que termina sus intervenciones.
Abucheos, perros en el recorrido y saludos a pie
Desde temprano, las vías alrededor del Congreso argentino fueron cortadas para permitir la llegada de miles de simpatizantes del presidente, que se reunieron frente al Parlamento para escuchar, muchos de ellos ataviados con la camiseta de la selección de fútbol con los colores de la bandera argentina.
La Voz de América pudo constatar, que si bien, una multitud saludó al flamante mandatario, la asistencia no fue tanta como se esperaba.
«Hemos llegado hasta el Congreso para apoyar al nuevo presidente y porque todos los que votamos, queremos un cambio. Ojalá sea para bien. (…) Urgente necesitamos recuperar el poder adquisitivo de todos los trabajadores», dijo uno de los asistentes a la VOA.
Emocionada hasta las lágrimas, la argentina María aseguró que Milei era «una gran esperanza» para el país y dijo esperar que el nuevo presidente «cumpla lo que prometió».
«Hemos venido a recibirlo, a nuestro señor presidente, esperando un gran cambio, esperanza y mucha fe en todo esto, sabiendo que el primer tiempo va a ser duro, y vamos a tener que seguir aguantando todo lo que ya venimos aguantando hace un tiempo», insistió Maxi, otro asistente a la toma de posesión.
En una clara muestra de la grieta política que se vive en Argentina, La ahora exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner mostró su disgusto con los militantes del partido de Milei, Libertad Avanza, que la recibieron con gritos y abucheos a su llegada al Congreso, donde la también exmandataria presidió la ceremonia oficial de jura.
Fernández de Kirchner respondió desafiante a los gritos levantando el dedo anular de su mano derecha en un gesto grosero.
Dentro del Congreso, cinco legisladores de izquierda portaban carteles que decían “No al plan motosierra de Milei contra el pueblo”.
Como contraste, fuera del Parlamento, la multitud agolpada frente al recinto saludó con vítores al ahora presidente, que recorrió el camino entre la sede legislativa y la residencia presidencial en un automóvil Valiant III descapotable que le facilitó un coleccionista.
Milei detuvo el vehículo en varias ocasiones para saludar personalmente a quienes esperaban al lado de la avenida. El jefe de Estado y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, hicieron a pie varias partes del recorrido.
El libertario incluso detuvo la caravana, escoltada por militares a caballo, para acariciar a un perro. Conocido por su devoción a los cinco mastines que tiene como mascotas, Milei los ha llamado «sus hijos de cuatro patas».
Entre los invitados a la ceremonia de asunción destacan el rey de España, Felipe VI y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, en su primera visita a América Latina desde que el inicio de la guerra contra Rusia, en febrero de 2022.
Los ultraderechistas Jair Bolsonaro, exmandatario de Brasil, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y el titular del partido de derechas español Vox, Santiago Abascal, también fueron invitados a la ceremonia.
Notorias ausencias las de los presidentes de izquierda de las naciones vecinas, tradicionales aliadas de Argentina. El mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, encabeza la lista de ausentes notorios, seguido por sus homólogos de México, Andrés Manuel López Obrador, y Gustavo Petro de Colombia, los tres más afines al kirchnerismo, la corriente política que gobernó Argentina hasta ahora.
La excepción será el presidente izquierdista de Chile, Gabriel Boric, quien ha confirmado su asistencia. Los jefes de Estado de Venezuela, Nicolás Maduro, Miguel Díaz Canel de Cuba y Daniel Ortega de Nicaragua, ni siquiera fueron invitados.
A la ceremonia asistieron además los mandatarios de Uruguay, Luis Lacalle Pou, de Paraguay, Santiago Peña y de Ecuador, Daniel Noboa.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no asistió a la toma de posesión, y en su lugar, envió a su secretaria de Energía, Jennifer Granholm.
Dentro del programa, Milei, quien se autodeclara judío, aunque no se ha convertido oficialmente, protagonizará también una ceremonia interreligiosa en la Catedral de Buenos Aires.
El cierre oficial de la jornada será una gala en el emblemático Teatro Colón de Buenos Aires, donde según medios locales, Milei pidió que la orquesta interprete «Balada para un loco», el tango del legendario Astor Piazzolla.
[Con la colaboración de las corresponsales de la VOA, Nicole Kolster y Kriscia Recinos, desde Buenos Aires, e información de AP y Reuters]