El Gabinete del Gobierno del primer ministro japonés, Fumio Kishida, ha aprobado este viernes la implementación de un plan de estímulo fiscal de 55,7 billones de yenes (429.940 millones de euros) con el objetivo de aliviar el impacto de la pandemia de Covid-19 e impulsar la recuperación y transformación de la tercera economía mundial.
El paquete de medidas, cuyo alcance rondará los 78,9 billones de yenes (unos 610.000 millones de euros) al tener en cuenta los préstamos para el sector privado, se sustenta sobre cuatro pilares: el refuerzo sanitario, la reactivación económica, el impulso de un «nuevo capitalismo» y la lucha contra el cambio climático.
De este modo, el desglose de medidas contempla un gasto de 22,1 billones de yenes (170.590 millones de euros) para mejorar la capacidad hospitalaria y garantizar los suministros sanitarios del país, así como otros 9,2 billones de yenes (más de 70.000 millones de euros) para preparar la respuesta a futuras crisis, incluyendo el desarrollo de vacunas.
Asimismo, el plan de estímulo presupuesta 19,8 billones de yenes (152.830 millones de euros) para financiar la transformación de un «nuevo capitalismo», incluyendo subsidios y pagos en metálico a las familias japonesas, y otros 4,6 billones de yenes (35.510 millones de euros) a inversiones contra el cambio climático.
Entre estas medidas, se prevé el pago de ayudas de 100.000 yenes en efectivo (unos 770 euros) a las familias por cada hijo de hasta 18 años cuyos ingresos no superen un límite anual de 9,6 millones de yenes (unos 74.000 euros), lo que costará alrededor de 2,2 billones de yenes (16.980 millones de euros).
«Estas nuevas medidas económica brindarán un apoyo completo a aquellos que se han visto gravemente afectados por el desastre de la pandemia e impulsará un nuevo capitalismo a través de una estrategia de crecimiento y una estrategia de distribución», declaró el primer ministro japonés, quien confía en que el programa impulse al alza el PIB de Japón alrededor de un 5,6%. «Pondremos la economía en una senda de crecimiento lo antes posible», añadió Kishida.
Entre las metas del plan, el Gobierno de Japón señala alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, con el objetivo de reducir un 46% para 2030 sus emisiones respecto del nivel de 2013.
En este contexto, Tokio confía en que para 2035 el 100% de vehículos comercializados sean eléctricos, para lo que el Gobierno japonés prevé proporcionar ayudas a la adquisición de estos automóviles y para el desarrollo de estaciones de recarga y de la infraestructura necesaria.
Asimismo, Japón impulsará las inversiones a gran escala que permitan asegurar la producción doméstica de baterías y semiconductores, al mismo tiempo que contempla introducir ayudas para la reconversión de fabricantes de componentes y proveedores.
Para financiar el paquete de medidas de estímulo fiscal, se espera que el Gobierno presente un plan presupuestario suplementario por importe de 31,9 billones de yenes (246.230 millones de euros) para el ejercicio fiscal 2021.
La economía de Japón sufrió un retroceso del 0,8% entre julio y septiembre respecto de los tres meses anteriores, cuando había crecido un 0,4%, a pesar del impulso de los Juegos Olímpicos de Tokio durante el verano, compensado por el impacto de la pandemia y de los problemas de suministro, convirtiéndose así en la gran economía con peor evolución en el tercer trimestre.
De este modo, la tercera mayor economía mundial ha registrado caídas en dos de los tres primeros trimestres de 2021, después de contraerse un 1,1% entre enero y marzo y expandirse apenas un 0,4% en el segundo trimestre.
En comparación con el mismo trimestre de 2020, el PIB de Japón registró un crecimiento del 1,4%, frente a la expansión interanual del 7,6% del segundo trimestre.