Las 243 páginas de «Mujeres en el trabajo: reescribiendo las reglas del éxito», publicado por la editorial Penguin, fueron escritas por esta exmodelo y empresaria millonaria de 35 años, madre de tres hijos, antes de la elección sorpresiva de su padre Donald Trump en noviembre.
El prefacio fue escrito antes de la investidura, cuando Ivanka y su marido Jared Kushner se convirtieron en centro de todas las atenciones por la influencia que tienen sobre el inexperimentado e imprevisible presidente.
Para evitar alimentar las acusaciones de conflictos de interés que acechan al presidente y a su familia -Ivanka renunció a sus funciones en la Trump Organization y a la cabeza de su empresa de joyas y ropa, aunque sigue obteniendo ingresos por ambas- una parte de lo recaudado por la venta del libro irá a obras de beneficencia. Tampoco habrá una gira promocional.
En cuanto al contenido del libro, sigue la línea de sus cuentas Instagram y Twitter perfectamente planificadas: consejos para las mujeres que desean conjugar exitosamente carrera, hijos y glamur, desde la decisión de fundar o no una familia hasta técnicas de entrevistas, pasando por la opción de hobbies (a Ivanka le gusta la jardinería).
El libro está repleto de referencias a otras mujeres exitosas, como la famosa personalidad de la televisión Oprah Winfrey o la directora de operaciones de Facebook Sheryl Sandberg, pasando por la papisa de la moda Anna Wintour, que le propuso contratarla en Vogue cuando estudiaba en la prestigiosa Wharton School de Pensilvania.
En oposición al discurso antimusulmán del gobierno Trump, la «Primera Hija» menciona también elogiosamente a Umber Ahmad, hija de inmigrantes paquistaníes muy glamorosa, que lanzó en Nueva York una exitosa confitería tras haber sido banquera.
La actual consejera en la Casa Blanca deja entrever asimismo algunas experiencias que la formaron.
Rinde homenaje a su madre checa, Ivana, primera mujer de Trump, que le suministró una filosofía de vida al encarnar perfectamente a «la mujer multidimensional», capaz de «inspeccionar meticulosamente» la construcción de un nuevo hotel «en tacos aguja» cuando las mujeres en el sector inmobiliario eran una rareza.
También explica que dudó durante mucho tiempo si debía o no exponer a su familia en las redes sociales, lo cual hace hoy con un don para la autopromoción: temía sobre todo perder «autoridad a ojos de colegas y pares, en un sector dominado por los hombres».
Se jacta de haber intentado defender la causa femenina en la empresa que creó, autorizando un uso flexible del tiempo de trabajo, «dando el ejemplo» al llevar a sus hijos a la oficina o partiendo temprano para irlos a buscar a la escuela.
– Adiós a los masajes –
Pero los ejemplos que da reflejan un tren de vida de princesa: cuenta cómo su hija llegaba cada miércoles para almorzar con ella en su oficina de la Trump Tower, que queda al lado de su residencia de Park Avenue. En su oficina, la niña tenía un escritorio especialmente instalado para ella con «golosinas, juguetes, lápices de colores».
Y cuando viajaba mucho con su padre hacia el fin de la campaña electoral, dijo que solo «trabajaba y estaba con la familia», por lo cual se vio obligada a renunciar a los masajes.
El libro casi no menciona a la niñera o a las empleadas domésticas que le ayudan a diario, aunque les agradece al final, al igual que a los miembros de su familia.
Ivanka, que presionó a su padre para que durante la campaña prometiera instaurar por primera vez en Estados Unidos la licencia maternal pagada y ayuda financiera para el cuidado de los niños, retorna brevemente sobre este tema al final del libro.
«Debemos luchar para que esto cambie, vía la legislación o en las empresas», escribe sin dar más precisiones.
Incluso sin revuelo publicitario el libro podría cosechar un gran éxito debido al interés que suscita la «Primera Hija». Su primer libro, publicado en 2009, ya fue un éxito de ventas.
por Catherine TRIOMPHE