Italia anunció este sábado 474 nuevas muertes en su informe diario de decesos, a solo dos días del desconfinamiento, aunque las autoridades aseguraron que ese repunte se debía a fallecimientos no contabilizados en abril.
Con esta nueva cifra, Italia tiene un total de 28,710 fallecidos por COVID-19, y sigue siendo el país más afectado en Europa.
En abril murieron 282 personas en centros no hospitalarios en la región de Lombardía, la más afectada por la pandemia. Si se descuenta esa cifra, la tendencia sigue siendo en principio positiva en Italia: desde el viernes ocurrieron 192 nuevas muertes, lo que no había sucedido desde el 14 de marzo.
Poco antes de la divulgación del nuevo balance, el jefe de la Protección Civil, Domenico Arcuri, rogó a los italianos que «no bajen la guardia».
«El lunes comienza la segunda fase. Tenemos que ser conscientes de que será el inicio de un desafío aún mayor», dijo Arcuri.
Tras un confinamiento de dos meses para combatir el virus, los italianos podrán pasear por los parques y visitar a sus familiares. Los restaurantes están autorizados a vender comida para llevar y las tiendas reabrirán.
Los científicos vigilarán de cerca la tasa de contagio del virus y el primer ministro, Giuseppe Conte, advirtió que éste podría ser reimpuesto, por regiones, si las cifras vuelven a aumentar significativamente.
Arcuri confirmó que la «libertad relativa» que recuperarán los italianos podrían perderla nuevamente por razones de salud.
«Debemos mantener el distanciamiento social, los máximos niveles de higiene y las máscaras. Hemos hecho lo mejor que hemos podido. Desde el lunes, depende de ustedes», dijo en una conferencia de prensa.
A partir de la próxima semana las autoridades prevén efectuar unas 150,000 pruebas. Los expertos intentan obtener una imagen más clara de su propagación del coronavirus a medida que se levanta el confinamiento.
Arcuri precisó que el gobierno también había comprado más de cinco millones de hisopos (bastoncillos de algodón para efectuar tests) para ser distribuidos nacionalmente.
A partir de lunes, unas 50,000 tiendas, desde farmacias hasta almacenes, venderán máscaras a un precio máximo de 50 céntimos de euro (unos 60 centavos de dólar) fijado por el gobierno. El número de puntos de venta se duplicará a mediados de mes.
Italia producirá cuatro millones de máscaras por día a mediados de junio, 25 millones a mediados de julio y 35 millones a mediados de agosto, afirmó Arcuri.
Profundo cambio educativo
Por otra parte, las autoridades estudian un profundo cambio educativo, informó la prensa italiana. Las escuelas permanecerán cerradas hasta septiembre, pero las guarderías y jardines de infancia podrían reabrir en junio.
Estas reaperturas se harían por pequeños grupos, de 3 a 6 niños, de 0 a 6 años, cuya temperatura se controlaría a la entrada, detalla el diario Corriere della Sera, citando un proyecto del ministerio de Educación.
Los niños no llevarán máscaras, pero el personal docente se verá obligado a hacerlo.
El cierre de las escuelas hasta septiembre perjudica especialmente a las mujeres que trabajan, han criticado numerosas voces en Italia.
El primer ministro insistió varias veces en el potencial de contagio que tienen los niños y en el riesgo que la pandemia se reanude e infecte a los profesores.
Italia tiene el cuerpo docente de más edad de los países de la OCDE, casi 60% de los profesores tienen más de 50 años.
Más de 8,5 millones de jóvenes italianos no han ido a la escuela desde que comenzó el confinamiento, el 10 de marzo. Debido a la falta de computadoras en el hogar, muchos no pudieron seguir los programas escolares a distancia.
En una entrevista con La Repubblica, Patrizio Bianchi, jefe del comité encargado de preparar el nuevo año escolar, que comenzará en septiembre, afirmó que se necesitarán 3.000 millones de euros anuales durante cinco años para reestructurar el sistema educativo y desarrollar la educación a distancia.
Bianchi desea la creación de «una gran plataforma digital, totalmente dedicada a la educación escolar».
«Será la base de un nuevo estilo de enseñanza», continúa. El responsable también quiere desarrollar la enseñanza en el exterior de las aulas. «Trentino (norte) tendrá que aprovechar sus bosques, Milán sus museos y Roma sus parques».
La disposición de las clases tendrá que ser rediseñada, con muchos menos niños, dispuestos en semicírculo y ya no en filas, dijo. Y los profesores deberán ser revalorizados.