El gobierno israelí aprobó el viernes una nueva reducción de las medidas de confinamiento, autorizando bajo ciertas condiciones la apertura de numerosos comercios, incluidos los restaurantes y los cafés, con la idea de volver a poner en marcha progresivamente la economía del país.
Las autoridades anunciaron hace menos de una semana la reapertura de las librerías, ferreterías y tiendas de electrodomésticos.
Excepto los centros comerciales, el gobierno anunció el viernes que todos los otros comercios podrían abrir a partir del domingo, respetando las condiciones sanitarias estrictas del uso de la mascarilla y el límite del número de clientes en el local para respetar las medidas de distanciamiento social.
Sin embargo, los restaurantes y cafeterías sólo podrán recibir clientes que encarguen comida para llevar. Desde hace seis semanas, sólo estaban autorizadas las entregas a domicilio.
Las peluquerías y los centros de belleza también podrán reanudar su actividad, limitando el número de clientes en el establecimiento.
«Estas medidas de flexibilización estarán vigentes hasta el 3 de mayo», indicaron en un comunicado conjunto la oficina del primer ministro, el ministerio de Finanzas y el ministerio de Salud.
Israel anunció su primer caso de COVID-19 el 21 de febrero y desde entonces ha registrado más de 14,800 contagiados, de los que fallecieron 193.
Según un sondeo difundido el viernes por el diario Maariv, una mayoría (60%) de los israelíes interrogados consideran favorablemente la acción del primer ministro, Benjamin Netanyahu, para frenar la propagación del virus, pero una misma proporción juzga desfavorablemente su acción para salvar la economía del país.
Antes de la crisis, la economía israelí funcionaba a pleno rendimiento con una tasa de desempleo de 3.4% en febrero. Desde entonces, un millón de personas perdieron su trabajo y la tasa se disparó en torno al 25%.