Víctima de abusos sexuales, Nashum Pashenick vivió un infierno durante veinte años fruto de un estrés postraumático que le impedía rehacer una vida normal hasta que experimentó una terapia con MDMA, la molécula del éxtasis.
«Era una vida llena de estrés, presiones, nervios, ansiedad y cansancio», recuerda este israelí, de 46 años, desde su casa en Sde Boaz, una colonia no autorizada por el Gobierno israelí al sur de Jerusalén, en el enclave palestino ocupado de Cisjordania.
En 2014, Pashenick empezó a ver la luz al final del túnel al probar una terapia para curar los síntomas del estrés postraumático a través del suministro de MDMA, entre otras substancias.
Él ya ha participado en la segunda fase de una serie de tres pruebas realizadas en varios países por la Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies (MAPS), una asociación californiana que confía en obtener la autorización de la Agencia estadounidense del medicamento (FDA) para llevar a cabo esta terapia en Estados Unidos a partir de 2021.
¿Tiene efectos secundarios?
Los resultados de las dos primeras fases han sido «extraordinarios», afirma la doctora Keren Tzarfaty, una psicóloga encargada de formar a médicos para la asociación MAPS en Israel.
«Un año después tras la conclusión del tratamiento, hemos comprobado que el 69% de las personas que recibieron una terapia con (la molécula) MDMA ya no sufren síntomas de estrés postraumático», afirma Tzarfaty.
Este porcentaje resulta aún más sorprendente teniendo en cuenta que «las personas que vinieron a vernos ya lo habían probado todo», explica esta doctora desde su clínica en Hod Hasharon, en el centro de Israel.
Si estas terapias suscitaron grandes esperanzas en el sector médico, algunos especialistas advierten que hace falta esperar antes de conocer con exactitud sus efectos, especialmente por el hecho de que solo han sido probadas con 14 personas, una muestra insuficiente.
Tras la publicación en 2018 en The Lancet Psychiatry de un estudio que aconsejaba el suministro de éxtasis a los soldados traumatizados, algunos investigadores expresaron sus dudas sobre la generalización en tratamientos psiquiátricos de esta molécula.
Este estudio alertaba de la presencia entre algunos pacientes de los efectos nocivos de la molécula MDMA, como la depresión, la angustia, el dolor de cabeza, el cansancio, las tensiones musculares y el insomnio.
Este tratamiento también tiene como inconveniente que es ilegal tomar MDMA, una molécula creada en 1912 por el laboratorio alemán Merck pero cuyo uso como una droga recreativa no se extendió hasta mediados de los setenta.
Volver a ser yo mismo
El éxito de la terapia de la asociación MAPS hizo que el Ministerio de Sanidad israelí impulsara un programa piloto de un tratamiento a base de MDMA con 50 personas que sufren estrés postraumático.
La doctora Tzarfaty formó a 30 médicos israelíes para que lleven a cabo estas terapias.
Estos ensayos, según Tzarfaty, forman parte del renacer desde hace una década de las investigaciones sobre el uso en psiquiatría de las sustancias psicodélicas.
La molécula MDMA provoca entre los pacientes alegría y empatía, dos sentimientos que necesitan para vencer el estrés postraumático, explica esta doctora.
«El tratamiento me ha devuelto al buen camino (…), me ha permitido volver a ser yo mismo», explica Pashenick. «Me encuentro mucho más tranquilo ahora. Tengo una familia a la que quiero mucho. Antes todo era muy inestable», reconoce.
La mayoría de los israelíes que participaron en esta terapia sufrían síntomas postraumáticos tras haber sido víctimas de agresiones sexuales. Pero en un país que estuvo implicado en varios conflictos bélicos y en el que el servicio militar es obligatorio, los niveles de estrés postraumático son más elevados que en otros lugares, explica el doctor Bella Ben Gershon.
El Gobierno israelí tiene la obligación moral de intentar curar a los que lo sufren, asegura Tzarfaty.