Después de tres meses cerrado por la pandemia, el museo madrileño del Prado, que reabre sus puertas el sábado a un número reducido de visitantes, ofrece ahora la oportunidad única de contemplar «Las meninas» de Velázquez en una quietud casi absoluta.
En su inmensa galería central bañada por luz natural, el museo más grande de España muestra de manera excepcional hasta el 13 de septiembre más de 200 pinturas de sus colecciones en una exposición bautizada «Reencuentro».
Para el visitante, «es un lujo poder estar a solas con ‘Las meninas'», el más celebre de los retratos pintados en el siglo XVII por Diego Velázquez, «normalmente expuestas en la sala más visitada, donde se concentraban grandes grupos», dice Ana García, una guarda del cuadro de 52 años, con visera de plástico por encima de su mascarilla.
Un mes antes que el Louvre en París, el Prado reabre en Madrid el sábado, en paralelo a otros dos grandes museos de la capital española, el Reina Sofía y el Thyssen.
Solo se permitirá el ingreso de 1,800 visitantes diarios, frente a los 15,000 que inundaron sus salas en los días de gran afluencia el año pasado, señala su director, Miguel Falomir.
No estarán autorizados los grupos y los turistas extranjeros permanecerán ausentes hasta que España reabra sus fronteras, el 1 de julio.
El país, que se desconfina progresivamente, contabiliza unos 27,000 muertos por el coronavirus. El jefe de la división económica y financiera del Prado también falleció.
Concentración de obras maestras
«Hemos decidido abrir una parte del museo, pero ‘destilar’ la colección, como si hubiéramos cogido un alambique imaginario», explica Falomir a la AFP.
El «Prado es un museo famoso por su concentración de obras maestras, pues todavía lo hemos concentrado más, hemos sacado como un perfume exquisito», añade.
Por ejemplo, cada persona podrá detallar, sin límite de tiempo, el «Tríptico de la Adoración de los Magos», pintado por El Bosco a finales del siglo XV.
Y por primera vez estarán una al lado de la otra dos representaciones de Saturno devorando a un hijo, firmadas respectivamente por Rubens en el siglo XVII y Goya en el XIX.
Sin embargo, es indispensable reservar una visita con 24 horas de antelación, someterse a un test de temperatura en la entrada y llevar mascarilla todo el tiempo.
Adiós a las grandes exposiciones
Falomir, que dirige el Prado desde hace tres años, mostraba desde el año pasado temores por el impacto de una bajada de la asistencia para el museo bicentenario, que batió su récord histórico de visitas en 2019 con 3,2 millones.
«Si la crisis que parece que viene hace descender, por ejemplo, el número de turistas, tendremos un problema», admitió en octubre pasado al diario El Mundo.
El museo se financia en un 50% por las entradas y entre 70 y 80% de sus visitantes suelen ser extranjeros.
«Yo pensaba en términos de crisis económica», explica Falomir ahora a la AFP. «Evidentemente no podía intuir la crisis sanitaria, pero lamento que mis palabras hayan sido en ese sentido proféticas», dice.
La pandemia del nuevo coronavirus ya ha ocasionado pérdidas de unos siete millones de euros al Prado, según su dirección.
Pero el museo cree poder sacar provecho de su vasta colección permanente.
«Siempre he dicho que la época de los ‘blockbuster exhibitions’ está tocando a su fin, creo que esto [la pandemia] lo va a acelerar», al complicar los préstamos transfronterizos de obras, explica Falomir.
Las grandes exposiciones que reunían obras de diferentes países «ya se encarecían antes del coronavirus, supongo que ahora aparecerán nuevas cláusulas en los seguros que las harán todavía mas caras», dice, y prevé «una vuelta a la colección permanente».
Un día volverán sin embargo las multitudes a circular frente a «Las meninas». «Supongo que tardará, pero volverá el turismo a llenar los museos», augura Falomir.