Tegucigalpa, Honduras
Familiares de los 27 fallecidos en el naufragio de una embarcación sobrecargada de pescadores en el Caribe hondureño comenzaron este jueves a identificar los cuerpos de sus seres queridos, informaron autoridades y periodistas de la remota región de la Mosquitia, frente a cuyas costas ocurrió el hundimiento.
Los familiares eran trasladados en lanchas desde Puerto Lempira, cabecera del departamento de Gracias a Dios -donde se encuentra la Mosquitia- hacia la barra de Caratasca, a unas tres millas, relató a la AFP el periodista local Jacinto Molina.
Los cuerpos fueron descargados en la playa de la barra tras ser trasladados en una embarcación desde la zona de Cayo Gorda, donde sucedió el naufragio, añadió Molina.
La Dirección de Medicina Forense informó en un comunicado que nueve expertos fueron desplazados a la remota región habitada por indígenas misquitos -accesible solo por vías marítima y aérea- para practicar las autopsias.
Además de los 27 fallecidos, el naufragio el miércoles del barco pesquero dejó nueve desaparecidos.
Según las autoridades navales, la embarcación Waly, de 70 toneladas, salió de Puerto Lempira hacia el cabo Gracias a Dios con 91 personas a bordo tras expirar la veda de la langosta, y zozobró por causas aún bajo investigación.
El portavoz de las Fuerzas Armadas, capitán José Meza, detalló que tanto los cuerpos como los 55 sobrevivientes serían trasladados a Puerto Lempira, mientras continúa la búsqueda de los desaparecidos.
También fueron trasladadas 49 personas rescatadas de otro naufragio que se registró horas antes, en el que no hubo víctimas gracias al auxilio de una embarcación.
Sobrecargados
El director de Marina Mercante, Juan Carlos Rivera, anunció una investigación de las causas para evitar que se repita ese tipo de incidentes y reconoció que en ocasiones han suspendido permisos a propietarios por sobrecargar las naves.
«Está claro que la tragedia pasó porque la embarcación iba sobrecargada», consideró Molina, con evidente dolor por las muertes de los miembros de su comunidad.
El periodista explicó que empresarios pesqueros contratan embarcaciones cuyos dueños asignan al capitán de la nave la contratación de buzos, que se sumergen desprotegidos a pescar langostas en aguas profundas.
«La embarcaciones solo tienen capacidad para 30 o 40 personas pero las sobrecargan con el doble» de personas, según Molina.
Calculó que cada buzo gana cerca de 1.250 dólares por la pesca que realiza durante unos quince días. «Es un buen ingreso en un país donde no hay dinero», destacó.
Pero admitió que se trata de un trabajo arriesgado: «miles» de misquitos, sostuvo, están lisiados por haberse sumergido a grandes profundidades en el mar sin el equipo de protección necesario.