El informe final de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre las elecciones presidenciales del pasado 20 de octubre en Bolivia concluyó que hubo una «manipulación dolosa» y señaló la imposibilidad de validar los resultados.
«El equipo auditor ha detectado una manipulación dolosa de los comicios», sentenciaron los expertos en su informe final después de que las denuncias de irregularidades en el proceso llevaron al presidente boliviano Evo Morales a renunciar el 10 de noviembre tras perder el respaldo de los militares y policías en medio de una intensa agitación social.
Los expertos señalan en el informe que el margen de victoria en primera vuelta, en la que se impuso Morales, es «mínimo si se lo compara con el volumen de las manipulaciones y alteraciones detectadas».
«A partir de la abrumadora evidencia encontrada, lo que sí es posible afirmar es que ha habido una serie de operaciones dolosas encaminadas a alterar la voluntad expresada en las urnas», sentenciaron.
El equipo de auditores denunció además la alteración de actas y el redireccionamiento del flujo de los datos del proceso a dos servidores ocultos que no estaban controlados por el personal de Tribunal Supremo Electoral (TSE), lo que permitía «la manipulación de datos y la suplantación de actas».
También denunciaron la «parcialidad de la autoridad electoral».
Crisis política
Las elecciones del 20 de octubre desataron la peor crisis política en Bolivia en más tres lustros. La oposición boliviana denunció fraude luego de una detención del conteo de votos por casi un día que cambió la tendencia, situación que desató una ola de protestas y enfrentamientos que dejaron 33 muertos y centenares de heridos.
Según los resultados finales emitidos el viernes 25 de octubre, Morales fue declarado ganador en primera vuelta con el 47.08% de los votos, frente a 36.51% para el opositor Carlos Mesa. La ley boliviana prevé un balotaje si ningún candidato obtiene la mitad mas uno de los votos o un 40% con una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre su escolta.
Entonces, la auditoría preliminar de la OEA dio cuenta de «irregularidades» que ameritaban una nueva votación.
Morales, que se refugió en México y fue reemplazado provisionalmente por la senadora de derecha Jeanine Áñez, denuncia un golpe de Estado.
«Error»
Morales, el primer mandatario indígena de Bolivia, había perdido en febrero de 2016 un referendo para habilitar su reelección. Pero el Tribunal Constitucional lo habilitó luego a postularse nuevamente alegando que era un derecho humano.
El el exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva -que salió de la cárcel el 8 de noviembre tras pasar 19 meses preso por corrupción pasiva y blanqueo en el marco de un controvertido juicio que lo condenó a casi nueve años de prisión- consideró en una entrevista con el diario The Guardian que Morales cometió un «error».
«Mi amigo Evo cometió un error cuando buscó un cuarto mandato como presidente», dijo Lula, aunque consideró que «lo que hicieron con él fue un crimen» y «un golpe de Estado».
Tras la anulación de las elecciones, el Congreso aprobó la semana pasada el reglamento para la designación de un nuevo Tribunal Superior Electoral, que una vez conformado deberá convocar los nuevos comicios en un plazo de 48 horas.
Pese a su naturaleza provisoria, el gobierno interino de Áñez, que debe entregar las riendas del país a un nuevo presidente surgido de elecciones que deben celebrarse en los próximos meses, inició un cambio en las política exterior del país.
Nombró por primera vez en una década a un embajador en Estados Unidos y se distanció de Cuba y Venezuela, aliados políticos de Morales, al expulsar a 725 médicos cubanos y reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela tras romper relaciones con Nicolás Maduro.