Barriles carbonizados consumidos por las llamas, un fuerte olor a alcohol quemado, la sala de degustación hecha escombros: Paradise Ridge de California dejó de ser un paraíso para los amantes del vino.
Ubicada en las colinas de Santa Rosa, es una de las vitivinícolas arrasadas por los feroces incendios en el centro de California, que ya dejan unos 15 muertos, obligaron a miles a abandonar sus hogares y destruyeron al menos 2.000 estructuras.
Otras bodegas se vieron igualmente afectadas, no solo en su estructura sino en su cosecha, muy comprometida.
«He trabajado en esta región por 25 años pero nunca vi nada como esto», dijo Christian Butzke, un profesor de enología de la universidad Purdue. «La gente está impresionada por lo rápido que se expandió».
Ray Johnson, jefe del departamento de Negocio del vino en la universidad de Sonoma, explicó a la AFP que los incendios tienen un gran efecto en la industria en Santa Rosa, una postal que atraía a muchos turistas cada año.
La pesadilla continuaba el martes por la noche para los residentes y trabajadores de la región del vino de Santa Rosa, que seguía azotada por las llamas.
La bodega Stag’s Leap Cellars, que saltó a la fama mundial en 1976 cuando venció a Francia en una competencia de vinos, fue evacuada y el daño en su estructura aún no fue determinado.
Ray Signorello Jr, jefe de la Signorello Estate winery, explicó en Facebook que los empleados lucharon toda una noche contra las llamas hasta un punto en que llegaron a los edificios y tuvieron que evacuar.
El lugar terminó incinerado, al igual que otro fabricante de vinos, Frey.
«Pareciera que hubo un bombardeo», dijo Joe Nielsen de la Donelan Family Wines, en declaraciones al San Francisco Chronicle. «Solo quedaron chimeneas, carros quemados y árboles cocinados».
Cushing Donelan, cuya familia maneja la empresa, dijo a la AFP que «sus vides están a salvo por el momento» pero que como están ubicados «en una zona de evacuación, el fuego no está bajo control y hay viento», por lo que no hay manera de saber si están fuera de peligro.
«La gente ha perdido todo, viñedos con mucha historia han sido barridos por las llamas (…). Enfrente de nosotros, vecindarios donde nuestros amigos y vecinos viven se redujeron a cenizas», lamentó.
– Años para replantar –
Butzke indicó que tomará años replantar las viñas quemadas.
En este tiempo del año, la mayoría de la siembra fue cosechada, aunque las mejores uvas -cabernet y merlot, que dan el mejor y más costoso vino- son recogidas luego. En este momento por ejemplo, solo la mitad fue recolectada.
Y muchos frutos estarán afectados por el humo y serán inutilizables. Eso generará que la producción caiga y los precios suban en los próximos dos o tres años, añadió Butzke.
Aunque aclaró que el costo sobre las 60.000 hectáreas de viñedos plantados en el norte de California será relativamente menor.
La industria del vino genera 46.000 trabajos y más de 13.000 millones en ganancias solamente en el condado de Napa – y 50.000 millones en todo el país.
Esta región del vino atrae además a unos 3,5 millones de turistas al año.
Butzke insistió en que California es «tan innovadora y rápida para reconstruirse» que la industria del turismo deberá sobrevivir.