Líderes indígenas y humanitarios de Guatemala se despidieron en un funeral del francés Benoît Maria, director en el país de Agrónomos y Veterinarios Sin Fronteras (AVSF), quien fue asesinado a balazos el lunes, observó la AFP.
El acto se realizó en una funeraria en la ciudad de Quetzaltenango, unos 105 km al oeste de la capital, donde dieron el adiós a Maria, conocido como Benito entre sus cercanos, acribillado en una zona montañosa en el noreste indígena del país.
Al funeral solo acudieron familiares, allegados y líderes del área porque están prohibidos los funerales y reuniones masivas ante las restricciones impuestas por el presidente Alejandro Giammattei para frenar el nuevo coronavirus.
El crimen del activista de 52 años, quien llevaba más de dos décadas en el país centroamericano, generó una ola de repudio y llevó al Gobierno guatemalteco y al presidente francés Emmanuel Macron, entre otros, a exigir que se esclarezcan los hechos.
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Se tiene previsto que el cuerpo de Maria sea trasladado el jueves a Ciudad de Guatemala para ser repatriado ese mismo día a Francia.
«Una de las problemáticas más grandes que hay es la criminalización hacia las organizaciones no gubernamentales que apoyan el desarrollo de las comunidades» autóctonas, dijo a la AFP una de las autoridades de los pueblos indígenas, José Luis Ramírez.
«Benito era una de las personas que estaba comprometida en que los pueblos deberían de ser libres en su autodeterminación«, recordó Ramírez, que lamentó que el trabajo a favor de los pueblos indígenas se considere «un estigma, un cáncer».
Maria fue asesinado cuando conducía una camioneta en un camino rural del poblado indígena de San Antonio Ilotenango, unos 85 km al noroeste de Ciudad de Guatemala.
Según grupos humanitarios, Maria residía y apoyaba proyectos agrícolas principalmente para las comunidades indígenas mayas-ixiles. Participó además en la creación en 2011 de la Universidad Ixil, en el departamento de Quiché, dedicada al conocimiento ancestral de los pueblos originarios, entre otros proyectos.
«Estamos aquí para despedirnos del cuerpo de Benito», comentó a la AFP una de las primeras alcaldesas de la comunidad ixil, Feliciana Herrera.
«Estamos indignados por lo que le pasó a Benito porque no es simple violencia, él fue perseguido y exigimos que se investigue (para) que haya justicia», puntualizó.
La Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala (Udefegua) registró entre enero y abril al menos 157 agresiones a activistas en el país centroamericano, mientras que en 2019 documentó 462, entre ellas 15 asesinatos.