El país sudamericano está dividido tras el rechazo en un plebiscito al pacto de paz que habían alcanzado el gobierno de Colombia y la guerrilla FARC para poner fin a 52 años de conflicto armado. El futuro es incierto y abre más preguntas que respuestas sobre lo que sucederá en el corto y mediano plazo.
El mal sabor de boca es evidente entre los partidarios al cese definitivo a la guerra. Sin embargo, se mantienen optimistas para no desperdiciar los avances alcanzados hasta ahora.
Por su parte, el expresidente Álvaro Uribe, quien salió victorioso del rechazo al “No”, dijo que vamos a trabajar con el Gobierno para poder reconducir este acuerdo y para que esta paz llegue a buen puerto, con justicia, reparación, reconciliación y perdón.
En tanto el presidente Juan Manuel Santos aseguró que seguirá buscando la paz hasta el último minuto de su mandato porque ese es el camino para dejarles un mejor país a nuestros hijos, dijo.
Ambas partes buscan llegar a un término intermedio que les permita ofrecer nuevas condiciones a la población. Por una parte existe un temor por las facilidades que podrían habérseles dado a la guerrilla, y por otro temen que las negociaciones se estanquen más de lo debido. Por su parte la comunidad internacional ha llamado a la tranquilidad y de esta forma han reaccionado sus líderes, que a partir de ahora parecen tener el camino cuesta arriba.