Conversatorio con Hugo Maúl Figueroa, expresidente del Organismo Judicial.
Para mejorar los procesos de elección de magistrados y que exista una verdadera carrera judicial es necesario reformar la Carta Magna, subraya Maúl Figueroa; sin embargo, advierte que estos cambios deben estar bien redactados, para no caer en otros errores; y no descarta el riesgo de un NO en una consulta popular.
¿Cuáles son los principales problemas que afectan en este momento a la justicia? Por la cooptación se ha afectado su independencia, en el procedimiento de selección de los magistrados ha habido interferencias que impiden que se escoja a la gente más competente y con los mejores méritos.
¿Cuáles son las razones de fondo?
Ocurrió una situación compleja. El número de miembros de la Comisión de Postulación para el Organismo Judicial se determina según la cantidad de facultades de derecho en el país; cuando se hizo la Constitución, solo había cuatro, pero ahora existen once. Se pierde un poco la responsabilidad individual cuando una Comisión de Postulación es numerosa, porque eso posibilita que haya más formas de poder intervenir para que ciertos candidatos lleguen comprometidos a ocupar los puestos.
¿Son convenientes las reformas constitucionales? Hay algunos artículos que necesariamente requieren de reforma constitucional; por ejemplo, el caso de la presidencia anual de la Corte Suprema de Justicia y Organismo Judicial, porque no se puede dar seguimiento en un año a los programas o acciones que se quieran tomar.
¿Cómo ve la carrera judicial? Es otra situación que requiere de reforma constitucional. Los magistrados de apelaciones son escogidos por el Congreso, de una nómina propuesta por una Comisión de Postulación; en casi todos los países son electos por el propio Organismo Judicial, porque son cargos de mucho conocimiento técnico.
Hay sectores que consideran que basta con hacer solo reformas a leyes ordinarias ¿Qué opina? Los temas mencionados son fundamentales y requieren de reforma constitucional.
¿Qué opción es más viable, reformas constitucionales o a leyes ordinarias?
En estas circunstancias creo que ninguna de las dos, mucho menos las constitucionales. Creo que en estas reformas se está cometiendo el mismo error, la Constitución fija las normas básicas y el resto debe de ser materia de las leyes ordinarias. No tiene sentido poner modificaciones con la firmeza de la Constitución, porque son cuestiones que estamos experimentando, sabemos que el derecho es dinámico y cambiante, y al poner esas cosas ahí crea más problema. Acá veo artículos con mucho detalle, y si no funcionan, se tiene que ir a reformar nuevamente la Constitución.
¿Cómo evalúa la iniciativa de ley presentada al Congreso? En términos generales, la veo más buena que mala. Pero una de las grandes preocupaciones es el tema de la justicia indígena, porque en la Constitución ya están reconocidas las costumbres y sistemas de las comunidades. El problema es que no se está definiendo cuál va a ser el ámbito de competencia de esta justicia indígena, especialmente, en el ámbito de derecho penal, y hay riesgo de que resuelvan delitos relacionados con cárcel.
¿Se debe tener una revisión minuciosa de las reformas? Por supuesto. No se vale en materia sugerir cambios que puede que no funcionen.
¿Cuál es la ruta que deben seguir las reformas constitucionales? Ya se tiene la primera, que es presentar la iniciativa de ley, llegó a la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales y no se emitió dictamen. Luego pasó al Pleno, donde fue aprobado en segunda lectura, pero sin dictamen de la comisión, no estoy de acuerdo con que no lleve dictamen. De ser aprobada por el Congreso se decidirán los cambios en una consulta popular.
¿Cuánto tiempo podría llevar este proceso? Aunque se aprobara en el futuro cercano, soy de la opinión que se debería de aprovechar la segunda vuelta de la elección presidencial del 2019, para incluir la papeleta de la consulta, porque el referéndum cuesta Q400 millones, consulta en donde llegará un 14 por ciento de votantes y una reforma que será aprobada por el 7 por ciento.
¿Qué posibilidades hay de que en una consulta triunfe el no? Lo que ocurre es la siguiente lógica: confían en el sí cuando confían en quien hizo la reforma. Esto qué significa, que como esta desacreditada la clase política, hay un gran riesgo de que la población vote con un NO.
¿Cómo ve esa división que existe en la sociedad, entre si se concretan o no las reformas constitucionales? Es un tema de conocimiento dentro de ciertos sectores en la población; tal vez las personas que tienen un nivel cultural más bajo no van a entender si eso es bueno o malo. Lo que motivaría el sí o no es la confianza o desconfianza de quien hizo la reforma.
¿Esta clase política tiene la confianza?
No, y no es nada nuevo. Los gobiernos en Guatemala, por décadas, en muy poco tiempo sufren desgaste, por diversas razones, porque la población está desesperada y quiere cambios inmediatos. No hay paciencia, y es allí donde comienza el desgaste.