Dos policías y un militar bajan del caballo a dos jóvenes en la orilla hondureña del fronterizo río Guasaule, en su misión de bloquear el ingreso de nicaragüenses que intenten entrar a Honduras, ante la aparente indiferencia de Managua frente a la pandemia de COVID-19.
Los jinetes resultan ser hondureños que cruzan desde Nicaragua por un punto ciego de la frontera, cargando bloques de queso para vender en sus comunidades.
«Todos tenemos hambre», justifica un oficial de la policía hondureña que deja pasar a los dos jóvenes, involucrados en el llamado «contrabando hormiga».
La misión de los funcionarios hondureños desplegados en la frontera es «evitar contagios, que venga personal nicaragüense con el virus», dijo a la AFP el teniente Carlos Wilfredo Cruz, armado con un fusil M-16, mientras acompaña a los policías en la operación.
Honduras y Costa Rica estrecharon la vigilancia fronteriza en las últimas semanas para protegerse ante lo que ambos gobiernos consideran una respuesta inadecuada de Nicaragua a la pandemia de la COVID-19.
Mientras todo el mundo adopta medidas restrictivas, incluyendo cuarentenas forzadas y cierre de fronteras para contener el coronavirus, en Nicaragua no se han decretado limitaciones y, por el contrario, el gobierno de Daniel Ortega ha convocado a marchas y celebraciones masivas.
Preocupación «latente»
El despliegue de policías y militares se extiende desde la aduana hasta una decena de puntos ciegos a través del río, convertido en un lecho de rocas por la severa sequía. También en medio de la maleza, por donde fluye un comercio ilegal en ambas vías, como el del queso.
Mientras los policías y militares hondureños impiden el ingreso de nicaragüenses por puntos ciegos, las autoridades aduaneras, sanitarias y migratorias también han reforzado la vigilancia epidemiológica en la aduana.
«Nos preocupa que la hermana república de Nicaragua no está tomando ninguna medida de protección» contra la pandemia, expresó la administradora de la aduana fronteriza, Rosana Ventura.
«La preocupación está latente porque nosotros estamos en un puesto fronterizo con un país que no está tomando medidas de protección», subrayó.
Indicó que unos 900 camiones que transportan mercancías cruzan cada 24 horas por esa aduana.
El médico que examina a los camioneros, José Alfredo Sánchez, dice que los transportistas le informan que en Nicaragua no se ven medidas de protección como en el resto de Centroamérica.
«No sabemos qué número de contagiados hay en Nicaragua, porque Nicaragua no está haciendo ninguna prueba, entonces eso no garantiza que el número que están dando ellos sea real», alertó el médico.
Hisopado y drones en Costa Rica
Nicaragua reporta oficialmente ocho muertos en 25 casos de coronavirus, aunque organizaciones civiles han señalado más de mil contagios y cerca de 200 muertes.
Sánchez se encarga de aprobar el ingreso de los camioneros a territorio hondureño después de tomarles la temperatura, preguntarles si tienen síntomas de COVID-19 y alertarlos del riesgo que corren por la enfermedad.
Tras pasar la consulta con Sánchez, el transportista guatemalteco Edy Roberto Taltique, de 50 años, quien lleva un cargamento de bobinas de papel de Costa Rica a Guatemala, destacó que las autoridades costarricenses son las que están tomando las mejores medidas contra el contagio de la enfermedad.
«En Costa Rica, en la frontera, en la entrada, el hisopado (es) obligatorio antes de ingresar al territorio y de allí (la muestra) va al laboratorio, dan los resultados y ya puede entrar» al país, expresó.
Costa Rica comenzó a tomar muestras a todos los camioneros que ingresan al país con carga, y a aquellos que presentan síntomas como congestión nasal o tos no se les permite la entrada, según el ministro de Salud, Daniel Salas.
Adicionalmente, el país movilizó sus seis cuerpos policiales, incluyendo la policía de investigación judicial, para reforzar la vigilancia fronteriza y contener la entrada de nicaragüenses.
Costa Rica tiene una población de cerca de 500.000 nicaragüenses que se movilizan regularmente entre los dos países, pero San José impidió el reingreso de los vecinos del norte como parte de las acciones de combate a la pandemia.
Adicionalmente, utiliza drones para vigilar la frontera desde el aire e instaló una base aérea en la zona limítrofe para realizar patrullajes aéreos, según el Ministerio de Seguridad Pública.