El gobierno y las autoridades deportivas hondureñas acordaron este martes sacar a los pandilleros infiltrados en las barras de los equipos de fútbol para terminar con la violencia en los estadios, que el sábado pasado dejó cuatro muertos.
El presidente Juan Orlando Hernández dio a conocer la decisión de «sacar las pandillas de las barras» en una comparecencia ante la prensa con directivos del fútbol, al terminar una reunión conjunta.
«Tenemos que volver a llenar los estadios pero en ambiente de paz y armonía», abogó el gobernante.
La reunión fue convocada para tomar acciones contra la violencia en los estadios, luego de las cuatro muertes del sábado en un enfrentamiento entre las barras de los equipos más populares del país, Olimpia y Motagua, cuando había alrededor de 14.000 personas en el Estadio Nacional.
Las barras «Ultra fiel» del Olimpia, «Revos» de Motagua, ambos de la capital, así como «Megalocos» del Real España y «Furia verde» de Marathon, de San Pedro Sula (norte), han sido infiltradas por las pandillas que controlan barrios en la principales ciudades del país, según las autoridades.
Hernández indicó que se nombró una comisión a cargo de la depuración de las barras.
Una de sus primeras acciones será realizar, en un mes, un censo de todos los miembros de las barras, para determinar «quiénes son peligrosos» y negarles la entrada al estadio.
También dijo que decidieron adquirir cámaras para mejorar los niveles de seguridad en las instalaciones deportivas.
El presidente de la federación hondureña de fútbol, Jorge Salomón, prometió que todos los dirigentes van a colaborar para que los estadios sean «completamente sanos».
Según el estatal comisionado de Derechos Humanos, los choques entre barras de equipos de la primera división hondureña han dejado 50 muertos desde 2003.