- Entrevista publicada por el diario español La Vanguardia con José Carlos Zamora, hijo del periodista guatemalteco encarcelado José Rubén Zamora, quien ayer recibió un premio en cataluña.
Quien debería ser entrevistado hoy en esta página es José Rubén Zamora, que esta tarde (ayer) será honrado en Casa Amèrica Catalunya con el premio Antoni Traveria a la Libertad de Expresión. El galardón será recogido por su hijo, José Carlos Zamora, porque su padre, reputado periodista y fundador del extinto diario El Periódico , fue encarcelado en el 2022 por denunciar la corrupción en Guatemala. Un año después fue condenado a seis años de cárcel pero el proceso fue anulado y, sin embargo, continúa en prisión preventiva. El 23 de septiembre tendrá lugar una audiencia para decidir cuándo se repite el juicio.
¿Qué representa este premio?: Es un gran honor para mi padre, para la familia y para los periodistas en Guatemala. Este proceso ha sido contra él, pero sobre todo ha sido un ataque contundente a todos los periodistas en Guatemala. Es un reconocimiento para todos los que están haciendo periodismo en estas circunstancias o bajo regímenes autoritarios. Es un gran apoyo y un mensaje de que el mundo está observando lo que ocurre en Guatemala.
Mi padre está en prisión preventiva pero es un secuestro: sin proceso, sin audiencia, sin condena”
¿Cuál es la situación actual de su padre?: En los últimos tres años estuvo en arresto domiciliario como cuatro meses y luego se lo volvieron a llevar. Ahora sigue en prisión preventiva; así se llama la figura, aunque en realidad es un secuestro, porque lo tienen ahí sin proceso, sin audiencia, sin condena. Está aislado. Desde la llegada de Bernardo Arévalo a la presidencia lo tratan con dignidad. Antes todo era terrible, lo torturaban de mil formas distintas.
¿Cómo acabó en la cárcel?: Hace unos años en Guatemala hubo un esfuerzo para combatir la corrupción. Se creó una entidad que trabajaba con la Fiscalía para llevar los grandes casos de corrupción. Al principio estaban investigando a políticos corruptos y fue cuando cayó el Gobierno de Otto Pérez Molina en el 2015. También iban contra el crimen organizado. Hasta que en uno de esos procesos abrieron casos contra algunos miembros del sector privado que estaban beneficiándose de la corrupción. En ese momento, todos los sectores afectados se unieron para desmantelar ese esfuerzo anticorrupción. Y con eso vino toda esta persecución, que en parte es una venganza contra todas las personas que ellos creen que combatían la corrupción y que afectaron a sus intereses. Así empezaron a perseguir a todos los jueces que llevaban los casos más importantes, a los fiscales, a activistas y a periodistas.
Su padre bautizó ese proceso como “pacto de corruptos”: Así es. Este grupo se apoderó del Ministerio Público, que la verdad se volvió el arma más eficiente en contra de cualquiera que consideran oposición o voz crítica. Y, como el Ministerio Público tiene el monopolio de la investigación penal, usan la Fiscalía de Crimen Organizado para abrir estos casos fabricados y hay una serie de jueces que trabajan con ese grupo. Entonces, van con uno de esos jueces a una audiencia unilateral, donde el Ministerio Público le pide una serie de medidas al juez, y el juez las otorga; entre ellas, la prisión preventiva. Con eso te capturan, te arrestan y te encierran. Y luego usan todas las acciones que pueden para dilatar el proceso, una vez ya te tienen encerrado. Luego no se presentan a las audiencias, recusan a los jueces, etcétera.
La llegada al poder del progresista Bernardo Arévalo en el 2024 parecía que iba a acabar con estas injusticias pero no lo ha hecho…: Creo que Arévalo llegó en un contexto sumamente difícil. Pienso que no está del todo preparado. Y creo también que es un tipo genuinamente decente y de convicciones democráticas. En parte por eso no quiere hacer nada que parezca que está interfiriendo en otro poder. Eso lo tiene un poco de manos atadas porque, por un lado, no quiere hacer nada que parezca que está interfiriendo en el poder judicial; y por otro, como estos grupos hicieron todo lo posible para que no llegara al poder, no quiere hacer nada que ponga en riesgo su presidencia.
La fiscal general, Consuelo Porras, acaba su mandato en mayo del 2026. Señalada por corrupción por EE.UU, está abiertamente enfrentada a Arévalo. ¿Cree que con su marcha su padre será liberado?: Esa es la esperanza. Su relevo podría hacer que reconozcan que todo esto fue un invento y una persecución política, y que lo dejen libre.
Exilio del periodismo
El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York, se dedica a defender a los periodistas y promover la libertad de prensa. ¿Cómo ve ese derecho en América Latina y en el mundo en medio del auge de la ultraderecha, y después de más de 200 periodistas muertos en Gaza?: En general vemos una regresión autoritaria, muchísima represión y muchos ataques a la libertad de prensa. Es global y lamentablemente siguen ocurriendo muchísimos asesinatos de periodistas. Pero también vemos un aumento de la criminalización: el uso del derecho penal para perseguir, criminalizar y encarcelar a periodistas. Y eso ha llevado al periodismo al exilio. Muchos periodistas se han tenido que ir de sus países porque saben que los van a encarcelar o asesinar. Esto lo ves en toda América Latina pero donde ha pasado con más fuerza en los últimos años ha sido en Nicaragua, donde básicamente los expulsaron a todos y les quitaron la nacionalidad; en El Salvador donde, más o menos desde junio, tal vez hay más de cuarenta periodistas que han tenido que exiliarse; algunos que salieron de Guatemala en todo este proceso, desde que capturaron a mi padre, porque también los persiguieron; y en Venezuela.
¿También hay menos libertad de prensa en Estados Unidos con el regreso de Trump?: Lo hemos visto este año, hay más agresiones contra periodistas cuando salen a cubrir manifestaciones. Tenemos el caso del primer periodista preso en Estados Unidos por hacer periodismo. El salvadoreño Mario Guevara, que lleva en Estados Unidos más de veinte años, trabajando con papeles. Estaba cubriendo una manifestación y lo capturan, lo encarcelan y está a punto de cumplir cien días preso sin cargos. Y la Fiscalía dice que lo encarcelaron por haber transmitido las operaciones de las fuerzas de seguridad en vivo. Es sumamente alarmante y es un mal precedente. Y en cierta forma, es un mensaje para todos los periodistas, en Estados Unidos y en el mundo.
