¿Hay que proteger la casa del escritor Céline? El debate está servido en Francia

¿En qué se convertirá la casa del escritor francés Louis-Ferdinand Céline a las afueras de París? Algunos piden que sea conservada, otros temen que se convierta en un lugar de peregrinación problemático, debido a sus polémicas ideas políticas.

«La casa de Céline tiene que inscribirse en el inventario del patrimonio» francés, declara a la AFP el exministro de Cultura Jack Lang, quien llevó a cabo varias iniciativas, fallidas, en este sentido desde 1992.

Para el periodista Stéphane Bern, responsable de la misión patrimonio por parte del presidente Emmanuel Macron, «la obra de Céline merece ser leída». «Pero su vida es más controvertida y se tendría que evitar que esto se convierta en un lugar de peregrinación para los que quieren recuperar al autor con fines polémicos».

Louis-Ferdinand Celine, ca. 1934

Autor de violentos panfletos antisemitas, cercano al régimen de Vichy que colaboró con la Alemania nazi y médico de formación, Louis-Ferdinand Destouches, alias Céline, es considerado como uno de los escritores más importantes del siglo XX.

En 2018, la editorial francesa Gallimard tuvo que renunciar a reeditar sus panfletos, después de un encendido debate en el país sobre su conveniencia.

Louis Ferdinand, fallecido en 1961, y su esposa Lucette, que acaba de morir a los 107 años, se instalaron en la «Villa Maïtou», en Meudon, un suburbio en el suroeste de París, en 1951.

Rechazado por el círculo literario, el autor encuentra en esta morada de estilo Luis Felipe la tranquilidad necesaria para escribir tres obras maestras: «De un castillo a otro» (1957), «Norte» (1960) y «Rigodón» (1969, póstumo).

«Jack Lang quería catalogarla, el prefecto lo rechazó», resume François Gibault, abogado de la familia de Céline y biógrafo del autor.

El año pasado, la viuda del escritor vendió la casa, restaurada tras un incendio en 1968, aunque siguió viviendo en ella hasta su muerte.

«El ministerio de Cultura me dijo que no quería comprarla», precisa Gibault. «El nuevo propietario hará lo que quiera de ella».

Guardar una traza

En la Dirección de Patrimonio del ministerio reconocen que «al día de hoy no está prevista una protección a título de monumento histórico». 

«Céline solo vivió en ella una decena de años», se justifica Jean-Michel Loyer-Hascoët, de este departamento.

«Nadie nos ha señalado que había una urgencia», comenta por su parte Anne-Laure Sol, conservadora de patrimonio de la región parisina.

Este supuesto desinterés por la residencia de Céline contrasta con la moda en Francia por las casas de los escritores, ya sean polémicos o no, como la de Pierre Loti –-autor de textos antiarmenios y antisemitas– en Rochefort, o la del autor polaco Witold Gombrowicz, en Saint Paul de Vence.

Para David Alliot, de la sociedad de estudios dedicados a Céline, la «casa merecería estar protegida». «¿Por qué no hacer una residencia de escritores?», propone.

Aunque sin esta protección la casa podría ser cerrada, Gibault considera que su propietario actual «se ocupará bien de ella».

«No podemos hacer nada solos», explica Sophie Vannieuwenhuyze, delegada general de la Federación nacional de casas de escritores y patrimonios literarios. «Si hay un proyecto, haremos lo que podamos para ayudar (…) estaría bien que guardáramos una traza».

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