Miles de manifestantes enfurecidos con el gobierno del presidente Jovenel Moise protestaron el viernes en todo Haití y tomaron también las calles de la capital, Puerto Príncipe, donde se registraron saqueos y enfrentamientos con la policía.
Temprano en la mañana, grupos de jóvenes impidieron el tránsito en algunas de las principales arterias de la ciudad con barricadas improvisadas a partir de postes de lámparas, troncos de árboles, montañas de basura y llantas prendidas fuego.
La polícía arrojó gas lacrimógeno, al que los manifestantes respondieron con pedradas, lo que derivó en un enfrentamiento confuso y violento en el que también se escucharon disparos.
Una vez dispersada la manifestación, varios locales comerciales de los barrios acomodados de la capital fueron saqueados.
En Cite Soleil, la principal barriada marginal de la capital, manifestantes coparon una estación de policía, de la que se llevaron chapas metálicas del techo, muebles y equipo de protección policial, apenas afectados por el aire cargado de gas lacrimógeno.
«Ahora nos estamos llevando lo que sea que precisamos para mejorar nuestras casas porque estamos cansados de empaparnos cuando llueve», dijo Steven Edgard, un manifestante.
Las protestas de este viernes forman parte de una ola de manifestaciones que han sacudido a la nación isleña durante toda la semana, motivadas por la indignación y el enojo generalizado de la población con el presidente Moise, quien está implicado en varios escándalos de corrupción.
En la noche del martes, Moise llamó a una «tregua histórica» en un infrecuente y breve discurso difundido por la televisión estatal en el que abogó por la reconciliación nacional y un gobierno de unidad.
Pero el mensaje no surtió efecto, y el miércoles por la mañana grupos de jóvenes tomaron las calles de la capital y también hubo protestas en las principales ciudades de las provincias.
A fines de mayo, Moise, fue acusado de dirigir una «esquema de desvío de fondos» por el Tribunal Superior de Cuentas, que reveló en un informe la mala gestión de la ayuda enviada por Venezuela destinada a trabajos de reparación vial.
Entre 2008 y 2018, Haití fue parte del programa Petrocaribe, lanzado por el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez y que permitió a varios países latinoamericanos y caribeños adquirir productos petroleros a precios ventajosos.
El programa, plagado por denuncias de corrupción, lleva suspendido más de un año por el deterioro de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos.
Esa suspensión ha significado para la población de Haití, ya largamente afectada por la inestabilidad política y desastres naturales como terremotos y huracanes, una nueva fuente de penurias: la escasez de combustible, que ha ido empeorando hasta dejar a muchas estaciones de servicio cerradas, escalada de precios y largas filas para abastecerse.
Policías evacuados
Gary Desrosiers, portavoz de la policía, dijo a la AFP que se tomaron todas las medidas para «evitar enfrentamientos con la población», y que agentes SWAT de élite evacuaron a tiempo a los oficiales de la estación que fue asaltada.
Los policías se llevaron todas sus armas para que no cayeran en manos de los manifestantes, dijo.
«No queríamos que la policía saliera de su base porque esta es una unidad que disparó balas de verdad contra la gente, que usa granadas de gas lacrimógeno, cuando la gente lo que quiere es que la respeten», dijo Edgard, el manifestante.
Haití es uno de los países más pobres de las Américas. De su población de cerca de 11 millones de habitantes, 3/5 viven por debajo de la línea de pobreza, con menos de dos dólares por día.