En una de las montañas que rodean la capital de Guatemala se asoma una plantación de pinabete, un árbol nativo del país centroamericano al borde de la extinción por la tala ilegal durante los festejos de Navidad.
El lugar, rodeado de frondosos pinos y espectaculares vistas, es uno de los proyectos de corte controlado que busca proteger a la especie amenazada cada fin de año por su depredación en los bosques naturales.
El aroma especial que desprenden las ramas del abeto, endémico de Guatemala (Abies guatemalensis Rehder), es lo que dispara la demanda para elaborar adornos y árboles navideños.
«Las características del pinabete (guatemalteco) son únicas a nivel mundial. El olor y el color crean el ambiente navideño», dijo a la AFP José Billeb, propietario de la plantación Billeben Nature en el municipio de San José Pinula, en la periferia este de la capital.
Billeb inició con la siembra de pinabetes hace 12 años en una finca lechera familiar, como parte de un programa del estatal Instituto Nacional de Bosques (INAB) para la conservación de la especie y también generar una actividad económica con la venta de los árboles para Navidad.
Héctor Hiu, director de la región central del INAB, explicó que la amenaza principal del pinabete está «directamente» ligada a la festividad cristiana, debido a que los comerciantes ilegales se adentran en los bosques naturales para cortar las ramillas usadas en ornamentas navideñas.
El comercio ilícito de las ramas, donde se encuentran las semillas, interrumpe la reproducción el abeto, que además tiene un crecimiento lento, empujándolo a la extinción, lamentó el funcionario.
Con las plantaciones voluntarias «se disminuye la presión a los bosques naturales», pues se crea una alternativa legal para adquirir los pinabetes, agregó Hiu.
Compra protegida
La legislación guatemalteca contempla penas de entre 5 y 10 años de cárcel, además de multas monetarias, por delitos relacionados al tráfico de pinabete.
De acuerdo con las autoridades guatemaltecas, existen 27,528,29 hectáreas de bosque de pinabete en el país.
El abeto en su estado natural crece en las franja montañosa del altiplano occidental a alturas que van de los 2,400 a los 3,500 metros sobre el nivel del mar, según el INAB.
Para mediados del siglo pasado, Guatemala contaba con medio millón de hectáreas de pinabete y fue en 1979 cuando surgió la alarma de su peligro de extinción.
El pinabete no crece naturalmente en la región central del país, pero Billeb logró, con «prueba y error», el crecimiento de los árboles en las elevaciones de San José Pinula con condiciones similares al oeste.
Los pinabetes que salen de su plantación, y del resto de siembras controladas, deben llevar un sello blanco que garantiza su legalidad.
Ese señalética indica que el árbol es parte del programa de conservación recién activado por varias instituciones, incluida la policía que realiza operativos en carreteras contra el tráfico ilegal.
El instituto forestal tiene un registro de 757 plantaciones que dan cabida a 323 hectáreas de pinabetes.
«La población puede evitar la tala ilegal del pinabete comprando árboles navideños con marchamo blanco», u otros artículos que lleven la autorización, precisó Hiu.