El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, levantó el estado de prevención en dos poblados aledaños a la capital en los que se había restringido algunos derechos constitucionales para hacer frente a las pandillas y el crimen, informaron este jueves las autoridades.
«El estado de prevención finalizó el día de ayer (miércoles), pero no significa que las autoridades se retiren del lugar», dijo en rueda de prensa el viceministro de Seguridad, Gendri Reyes.
La medida fue impuesta el pasado 17 de enero en los municipios de Mixco y San Juan Sacatepéquez, colindantes al oeste con Ciudad de Guatemala, tres días después de que Giammattei asumiera como presidente.
El mandatario comentó en su cuenta Twitter que «el trabajo en conjunto de la PNC (policía) y el Ejército permitió desmantelar grupos delictivos durante el estado de prevención, mismo que ha sido levantado».
En tanto, el director general interino de la policía, Ervin Mayen, precisó que durante la medida excepcional fueron capturados 31 «peligrosos delincuentes», así como un salvadoreño y dos colombianos que fueron deportados por haber ingresado irregularmente a Guatemala.
Las autoridades se incautaron también de armas de fuego, automóviles, motocicletas y teléfonos celulares.
El estado de prevención limita algunos derechos constitucionales como las reuniones y manifestaciones públicas, y otorga mayores facultades al gobierno para el uso de la fuerza.
Mixco es uno de los municipios más golpeados por las extorsiones a comercios y transporte llevadas a cabo por pandillas, a las que Giammattei quiere declarar como organizaciones terroristas.
Según datos oficiales, la mitad de las 3,500 muertes violentas que se registran cada año en Guatemala están vinculadas a actividades del narcotráfico y las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, dedicadas a la extorsión y el sicariato.
La policía de Guatemala indicó que en 2019 el país registró una tasa de 23.5 homicidios por cada 100,000 habitantes, la más baja en la última década, con 3,578 muertes violentas.
El promedio mundial es de 6.1 homicidios por cada 100,000 habitantes, según datos de 2017 del Banco Mundial.