El presidente en los meses de gobierno ha dejado mucho que desear para quienes lo eligieron pensando que sería un político diferente, lo cual en el momento fue un slogan atractivo, con una aceptación de la población que buscaba alejarse de lo mismo; es decir, políticos tradicionales. Entre enojos, llantos, ausencias y desaciertos, ha evidenciado que es muy capaz para entretener pero no para atender las necesidades de la población. Lamentablemente esta ha sido la realidad hasta ahora.
La atención mediática al ejecutivo se ha tornado en la misma sintonía que los últimos meses del gobierno del PP, críticas por hechos de corrupción que vinculan a familiares del binomio, gastos excesivos, decisiones cuestionadas de las cuales han tenido que dar marcha atrás, falta de transparencia y acceso a los medios de comunicación, y lo más reciente, buscar una alianza con Joviel Acevedo, figura que ejemplifica lo dañino que son los pactos colectivos cuando se vician, esto ha generado más opiniones negativas, tomando en cuenta que dejar ver por mucho que no hay nada de nuevo en sus estrategias para gobernar. Si bien algunos consideran que debe mantener un acercamiento con todos los sectores, debe ser muy cuidadoso con quienes genera acercamientos y a quienes es mejor tratar desde la distancia.
No se trata de aparentar gobernabilidad, se trata de construirla, de institucionalizar procesos para que no existan sorpresas, porque hoy los guatemaltecos que votaron por una opción diferente están esperando a que esto suceda, no seguir viendo muestras de lo mismo, lo tradicional, de las malas prácticas que solo desgastan a nuestra Guatemala.
Necesitamos políticas públicas que tengan una vista a futuro, enfrascarse en discusiones coyunturales que no llegan a concretar planes de acción solo es una nube de humo, la cual no permite ver a largo plazo que esta dejará de ser importante porque tenemos problemas más grandes por resolver, los cuales necesitan ser atendidos, con una estrategia que tenga como resultado impactos tangibles y medibles.
Estamos, aunque no pareciera, en un momento crítico, donde nuestros gobernantes están demostrando con acciones que sus palabras y sus compromisos con la ciudadanía solo sirvieron para ganar el proceso electoral, y, entonces, dónde esta lo nuevo, lo fresco, lo diferente que tanto repetían hasta el cansancio, estamos repitiendo una vez más la historia que buscábamos dejar atrás, lo que además de generan indignación por esta nueva oportunidad que decidimos darle al presidente Morales, una inminente necesidad por un nuevo sistema político para contar con nuevas opciones políticas, que respondan no solo en campaña sino en su gestión a los problemas estructurales de nuestra sociedad, por lo que la tarea que tiene el Tribunal Supremo Electoral por la implementación de las reformas ya aprobadas como la propuesta de nuevas reformas, es imprescindible para aportar al fortalecimiento de la democracia, sin verdaderas organizaciones políticas difícilmente veremos un horizonte distinto a nuestra realidad.
A pocos meses de finalizar el año, nuestro gobernante debe reflexionar sobre qué presentará como los hallazgos de su primer año de gobierno, y tendrá que ser cuidadoso con sus compromisos a futuro. Se ha dicho en varias oportunidades, en muchos espacios que este es un gobierno de transición, pero dados los hechos lo que preocupa ahora es si estamos frente a un retroceso y que este gobierno deje un Estado en peores condiciones.