Diego Maradona volvió a vivir un día especial, con un homenaje conmovedor en su visita a Rosario, que se vio coronado con la impensada goleada que su equipo, Gimnasia y Esgrima La Plata, penúltimo en la Superliga argentina, consiguió por 4-0 sobre Newell’s.
Santiago Gentiletti (40, en contra), Maximiliano Caire (49), Horacio Tijanovich (51) y Matías García (56, olímpico) anotaron los tantos para el triunfo de Gimnasia, el segundo éxito del equipo de Maradona en el torneo argentino.
La victoria le permite al Lobo sumar tres puntos vitales en su lucha por la permanencia, aunque Gimnasia continúa último en la tabla de los promedios del descenso, pero también consiguió recuperar la confianza de cara al clásico de La Plata que disputará el sábado contra Estudiantes.
Como suele suceder en cada partido de su equipo por la Superliga, Maradona recibió un homenaje en su paso por Rosario, y en este caso, su llegada a Newell’s incluyó un tributo especial a partir del recuerdo que dejó en su corta etapa como jugador del equipo rojinegro, en 1993, donde apenas disputó 7 partidos, pero igual alcanzó la estatura de ídolo histórico.
Ya en la jornada previa Maradona había recibido de parte de los dirigentes una camiseta tributo hacia Dalma, su madre fallecida, y antes del encuentro fue recibido en la cancha por Maxi Rodríguez, figura de Newell’s, con una cinta especial de capitán, una plaqueta de homenaje, otra camiseta enmarcada y la ovación de unos 35.000 hinchas del club «leproso».
Aun cuando llegó como director técnico del equipo rival, Maradona volvió a conmoverse hasta las lágrimas con el afecto que recibió en Newell’s, el club en el que también surgió el astro Lionel Messi, emigrado cuando era juvenil al FC Barcelona.
Amor por «la lepra»
En un breve discurso en el círculo central, Maradona expresó al borde del llanto que «estuve hablando con la gente del club y algún día nos veremos. No hablo por hablar. No quiero poner calientes a los de enfrente (los de Rosario Central). Soy ‘leproso’ y a mí no me compra nadie. Gracias por este amor. Voy a volver».
Newell’s no dudó en prepararle un cómodo sillón, casi un trono, al lado del banco de suplentes para que Maradona pudiera seguir el partido con comodidad, a la altura de un invitado VIP, y también como una atención singular para el excapitán de la selección argentina, con dificultades para caminar tras sendas operaciones en las rodillas.
Desde ese trono enorme, y vestido con la indumentaria de Gimnasia y la gorra de la revolución bolivariana con los colores de Venezuela, Maradona siguió con atención la goleada que lograron sus dirigidos.
Después del encuentro, el entrenador destacó que «tenemos que disfrutar esto antes de pensar en el clásico (contra Estudiantes)», pero también contó que en el futuro «quiero sentir lo que significa dirigir a Newell’s», en alusión a la chance de ser el conductor de los rosarinos en algún momento.
Sobre la recuperación de su equipo, Maradona dijo que «el que no quiere entrenar, no juega. Se nos escaparon partidos por errores nuestros. Hoy no hubo errores. Algunos decían que si perdía un par de partidos más, me iba. Pero acá estoy, Maradona y el Lobo no abandonan. En las malas (situaciones) nunca me voy».