Marriott, la primera multinacional de Estados Unidos en instalarse en Cuba tras la revolución de 1959, deberá hacer sus maletas antes de que finalice agosto por orden de las autoridades estadounidenses, que están reforzando las sanciones contra la isla.
«El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos notificó a Marriott International que debemos cerrar nuestra operación del Four Points Sheraton en La Habana, Cuba, antes del 31 de agosto, y que no se nos permitirá abrir otros hoteles en Cuba que hayan estado en preparación», dijo una portavoz de la compañía a la AFP.
El gigante hotelero también pretendía gestionar el recién renovado hotel de lujo Inglaterra, en el corazón de La Habana. Finalmente, «no vamos a lograrlo», añadió la portavoz.
La información se da a conocer un año después de que Washington prohibiera los viajes de crucero desde su territorio hacia la isla.
Forzados a cerrar
Para poder establecerse en Cuba, bajo el embargo de Washington desde 1962, los aspirantes deben solicitar una licencia del Tesoro.
La portavoz recordó que Marriott ingresó al mercado cubano en 2016 «con el permiso del gobierno estadounidense», en el marco del histórico acercamiento entre Cuba y Estados Unidos bajo el gobierno de Barack Obama.
«Nuestra licencia de operación había sido revisada y renovada en 2018», pero «se nos informó recientemente que la licencia del gobierno no se renovará» esta vez, «obligando a Marriott a cesar sus operaciones en Cuba», agregó.
No obstante, «Marriott continúa creyendo que Cuba es un destino que los turistas, incluidos los estadounidenses, quieren visitar», añadió la portavoz, y destacó que el grupo «espera reabrir en Cuba si el gobierno de Estados Unidos» le «da permiso para hacer negocios allí nuevamente».
Nuevas sanciones
Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, Estados Unidos ha retrocedido en la política de acercamiento hacia Cuba y multiplica las sanciones contra el gobierno socialista. El turismo es el motor de la economía cubana.
La decisión de no renovar la licencia de Marriott «no es una sorpresa», comentó el presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, John Kavulich.
«La administración Trump ve el establecimiento de Marriott en Cuba de la misma manera que los cruceros (estadounidenses autorizados por Obama): un ejemplo del fracaso de la política de la administración Obama para cambiar a Cuba», añadió Kavulich.
Este último miércoles, el Departamento de Estado agregó siete compañías y hoteles cubanos a su lista de entidades sancionadas, incluida la financiera Fincimex, que administra el envío de dinero a Cuba por parte de exiliados cubanos y es la contraparte de Western Union en la isla.
Esas remesas, estimadas por el economista Carlos Mesa-Lago en 3.500 millones de dólares en 2017, son un valioso apoyo para muchas familias, especialmente en este momento de la pandemia, que ha agravado la escasez de alimentos en el país.
Washington centra sus críticas al gobierno cubano en dos temas: los derechos humanos y el apoyo al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Por su parte, La Habana niega la existencia de presos políticos -estimados en un centenar por varias ONG-, así como cualquier presencia militar en Venezuela.
Una reelección de Trump en noviembre sería «el peor» escenario para las relaciones bilaterales, dijo recientemente a la AFP Carlos Fernández de Cossio, director general de Estados Unidos de la cancillería cubana.