Gases de origen océanico se revelaron como nueva y más eficaz vía para formar aerosoles y nubes naturales que contribuyen de forma significativa al aumento de la temperatura en la Antártida.
La Península Antártica ha registrado algunos de los mayores aumentos globales de la temperatura del aire cerca de la superficie en los últimos 50 años, pero los expertos han tenido dificultades para predecir las temperaturas porque se sabía poco sobre cómo los aerosoles y las nubes naturales afectan a la cantidad de luz solar absorbida por la Tierra y a la energía irradiada al espacio.
Estudiando los datos de los mares de la Península, los expertos han descubierto que la mayoría de las nuevas partículas se forman en las masas de aire que llegan desde el Mar de Weddell, parcialmente cubierto de hielo, una fuente importante de los gases de azufre y las alquilaminas responsables de «sembrar» las partículas.
Un nuevo estudio publicado en Nature Geosciences muestra que el aumento de las concentraciones de ácido sulfúrico y alquilaminas es esencial para la formación de nuevas partículas alrededor del norte de la Península Antártica. Las altas concentraciones de otros ácidos y sustancias orgánicas oxigenadas coincidieron con los altos niveles de ácido sulfúrico, pero por sí solas no condujeron a la formación y el crecimiento medibles de las partículas.
Un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Birmingham, el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y la Universidad Rey Abdulaziz de Jeddah (Arabia Saudí) ha estudiado la formación de nuevas partículas en verano en alta mar y en la costa de la región, basándose en datos de estaciones marítimas y terrestres.
Los investigadores revelaron que la vía recién descubierta es más eficaz que la vía ácido sulfúrico-amoniaco inducida por iones que se había observado anteriormente en la Antártida y puede producirse rápidamente en condiciones neutras.
El coautor del estudio, Roy Harrison OBE, catedrático de Salud Ambiental de la Universidad de Birmingham, comenta que «la formación de nuevas partículas es, a nivel mundial, una de las principales fuentes de partículas de aerosol y núcleos de condensación de nubes. Esta vía de formación natural de aerosoles, que hasta ahora se había pasado por alto, podría ser una herramienta clave para predecir el clima futuro de las regiones polares«, añade.
«La clave para descifrar el cambio climático de la Antártida reside en el examen de las partículas creadas en la atmósfera por la reacción química de los gases –prosigue–. Estas partículas comienzan siendo minúsculas y crecen, convirtiéndose en núcleos de condensación de nubes que dan lugar a nubes más reflectantes que dirigen la radiación terrestre saliente de vuelta a la tierra y calientan la atmósfera inferior».
La formación de nuevas partículas es, a nivel mundial, una de las principales fuentes de partículas de aerosol y de núcleos de condensación de nubes. Las investigaciones existentes sugieren que los aerosoles naturales contribuyen de forma desproporcionada al calentamiento global, mientras que el ácido sulfúrico se considera responsable de la mayor parte de la siembra de aerosoles observada en la atmósfera.
El equipo de investigación identificó numerosos picos de clústeres de ácido sulfúrico durante los eventos de formación de nuevas partículas, lo que demuestra que las alquilaminas son la base de la nucleación del ácido sulfúrico.
«Descubrimos que la nucleación de ácido sulfúrico-amina-agua es un proceso dominante en la Península Antártica, con las aminas procedentes de las regiones de hielo marino en la región de la Península Antártica-Mar de Weddell occidental –añade el profesor Harrison–. Las aguas de esta región con cantidades significativas de hielo marino son ricas en aminas, y los aerosoles procedentes de tales regiones muestran un aumento de casi cinco veces en las concentraciones de aminas».