Acostumbrados a los grandes estadios y a las vastas instalaciones ultramodernas, los futbolistas de toda Europa han tenido que adaptar su entrenamiento para tratar de mantenerse en forma, confinados en casa debido a la pandemia de coronavirus.
Ciberentrenamientos en el Bayern de Múnich, gomas elásticas y pesas en la Roma, máquinas de gimnasio para los del Lyon… ¿Cómo hacen los futbolistas para mantener la forma, su principal herramienta de trabajo junto a su talento?
«El día en que se diga que se reanuda, será preferible que todo el mundo se haya preparado con antelación para que se pueda regresar de verdad. Porque difícilmente podremos concedernos tres semanas de preparación», declaró a la AFP Emmanuel Orhant, director médico de la Federación Francesa de Fútbol (FFF).
Para los jugadores, como para todo el mundo, esta cuarentena es lo nunca visto. El defensa del Niza, de la Ligue 1 francesa, Malang Sarr lo resumió así en la página de internet del club: «Es una situación como de pretemporada, salvo que esto no ha terminado».
Ser ‘creativos’
Todos los clubes en Europa han tomado medidas para tratar de mantener a sus jugadores a su mejor nivel, con programas específicos individualizados… y creativos.
«El confinamiento reduce las posibilidades de entrenamiento, así que hay que ser creativos para proponerles actividades interesantes y lúdicas», admitió a la AFP el doctor Jean-Philippe Gilardi, médico del Niza.
En las redes sociales se ha visto cómo aparecían diferentes métodos de entrenamiento, algunos extravagantes: ejercicios en pareja -como el argentino del Ajax Nicolás Tagliafico- o con las mascotas, toques con rollos de papel higiénico, e incluso el internacional brasileño Dani Alves imitando animales corriendo.
La AS Roma ordenó a su plantilla un trabajo con pesas, cintas elásticas y carreras explosivas para mantener el tono muscular.
Luego de un periodo de reposo, los jugadores del Lyon deberán seguir el programa físico a partir del martes.
«Hubo que adaptarse a los espacios de los que disponen en casa. Un poco de carrera a baja intensidad (12 km/hora, no más), abdominales, fortalecimiento muscular (…) como si fuera una vuelta después del parón del verano (boreal)», afirma Paolo Rongoni, preparador físico del Lyon.
Unos esfuerzos seguidos de cerca por los cuerpos técnicos y médicos de los clubes: «Dotamos a todos los jugadores de la aplicación de salud que utilizamos en el centro de entrenamiento», declaró a la AFP el médico del Betis, José Manuel Álvarez.
«Eso nos procura informes periódicos sobre las actuaciones, el estado de fatiga, la calidad del sueño, eventuales dolores y su intensidad, el estado de ánimo, el peso y la temperatura de los jugadores», añade.
El Betis, al igual que la Roma o el Inter, en España e Italia, los países europeos más afectados por la pandemia, organizó un servicio de entrega a domicilio de comida para los futbolistas. Con un objetivo doble, el de cuidar su dieta y evitar el riesgo de contagio si salen a la calle.
‘Casi loco’
Pero este confinamiento tiene amplias repercusiones sobre atletas habituados a la rutina de entrenamiento y al deporte al aire libre.
«Casi me vuelvo loco (el miércoles)! No puedo salir, no puedo entrenarme… hace nueve días. Echo de menos el entrenamiento, echo de menos jugar ante los aficionados. Comenzamos a apreciar todo lo que tenemos», confesaba el jueves el delantero internacional belga del Inter de Milán Romelu Lukaku.
En confinamiento, el nivel de estrés y de preocupación es similar al resto de la población, incluso si es aún demasiado pronto para extraer conclusiones de esos efectos en los jugadores.
«Los médicos dicen que si hay quince días de parón, son necesarios quince días de preparación. ¿Qué hará falta si hay tres semanas de parón? Es preocupante. Fueron categóricos al afirmar; ‘si hay lesiones, no tenéis que sorprenderos'», confesó a la AFP Philippe Piat, el presidente del sindicato de jugadores FIFPro.
«La falta de entrenamiento conlleva una pérdida de masa muscular, un aumento de la masa grasa y una disminución de las capacidades deportivas», apunta el doctor Jean-Philippe Gilardi, médico del Niza.