Columna de baby boomers
Se acuerdan de aquellos dos viejos de cierto programa infantil a quienes todo les molestaba y todo criticaban, eran auténticos cascarrabias.
El ser humano conforme va creciendo en edad y pasa a la tercera edad, corre el riesgo de convertirse sin darse cuenta en un cascarrabias, pero comencemos por establecer qué se entiende por ser cascarrabias.
El diccionario de la Real Academia Española lo define como persona que fácilmente se enoja, riñe o demuestra enfado. Otras definiciones lo establecen de uso coloquial y se dice de la persona que se enfada, enoja, enfurece, disgusta, encoleriza, cabrea y fastidia con mayor facilidad y así mismo el que ocasiona o demuestra hastío, cólera o un disgusto. Este vocablo en su etimología viene del verbo activo transitivo «cascar» y del sustantivo «rabia» del latín «rabĭes», su sinónimo, es una palabra poco usada llamada paparrabias.
Ahora, es lógico que al avanzar de edad llevamos de carga en nuestro lomo muchas cosas, y cualquier peso adicional ya nos molesta, o sea, es hasta cierto punto esperado que la persona conforme avanza de edad lleve consigo el recuerdo de disgustos, enfados, decepciones, y tantas otras experiencias acumuladas que hacen que cualquier adición o agregado se haga una carga o un peso y esto se suma y le provoque disgusto, cólera, fastidio, hastío, cólera o un disgusto.
Lo anterior se aumenta con mayor razón después de prolongado encierro, si, a todos los mayores nos prohibieron salir, nada de ir a la iglesia, al super, a la peluquería etc. (nuestros grandes distractores) pero no proveyeron de mecanismos alternos para distraernos (lea un libro Señor, si pero mi vista me falla) mire la TV (puchis….. repiten tanto los programas que me los sé de memoria ya hasta yo los puedo dirigir y quizás hasta mejor que el mismo director jajajaja) me sé de memoria los capítulos de Chicago P.D. y no digamos Alerta Aeropuerto; escriba algo (que buena idea voy a escribir sobre no ser cascarrabias aunque nadie lo lea) por cierto, ¿por donde iba…? Ah sí, con todo esto hay tendencia a que aumente el sentir aburrimiento, hastío o desesperación.
Lo importante creo yo, es no convertirse para los otros en el “cascarrabias” aunque hay que señalar que conozco algunos que desde su nacimiento ya estaban hastiados e inconformes con todo (cascarrabias de nacimiento) –podría mencionar algunos conocidos pero mejor no– y ahora con la edad se agudiza, pero hay que hacer el esfuerzo y que no digan de uno, ufff ahí viene fulano o fulana “el o la cascarrabias”.
Lo anterior se puede empeorar si llegamos a comportamos así con los amigos, que suelen ser personas de la misma o semejante edad (igual de cascarrabias y con la misma poca tolerancia), entonces todo se vuelve complicado, todo es molesto, a todo debo hacerle una crítica al extremo de criticar la crítica, y que nada me parezca, huy que fastidio…… los dos viejitos mencionados al inicio.
Por cierto se aceptan membresías para el club de “cascarrabias” que se está formando y que por el momento carece de Presidente y de Junta Directiva, pues ninguno de los miembros merece el cargo (sic), ¿se apunta?, único requisito estar inconforme con todo!!!!!!
Bueno después de esta corta remembranza, entonces la recomendación sería que adoptemos una nueva expresión y estemos contentos con todo, aceptemos la diversidad de caracteres, de temperamentos, de posturas políticas y religiosas, tratemos de ser felices.
Bueno lo anterior han sido unas pequeñas reflexiones especialmente para la cena navideña, nada de criticar el pavo sobrecosido, muestre alegría al recibir de regalo los calcetines idénticos a los del año pasado, y si a usted no le ha parecido o no le ha gustado este comentario………….. bienvenido al club. Feliz Navidad