Viticultores franceses transformarán el vino que no se vendió durante los dos meses de confinamiento por el coronavirus en desinfectante de manos y etanol, para hacer espacio para la próxima cosecha, anunció el jueves una agencia agrícola.
Las ventas y exportaciones de vino, en particular a Estados Unidos, cayeron en picado en el pico de la crisis del coronavirus, dejando a los productores con millones de litros de vino sin vender.
«A partir de mañana, 33 destiladores autorizados podrán recoger el vino y destilarlo», dijo Didier Josso, jefe de la rama de vino de la agencia agrícola FranceAgriMer, en una videoconferencia de prensa.
El alcohol resultante de la destilación está reservado exclusivamente a la industria farmacéutica y cosmética y a la producción de desinfectante para las manos, así como a la producción de etanol.
«El vino destilado no se utilizará en ningún caso para la fabricación de bebidas espirituosas», dijo Josso.
Cada vinicultor tiene hasta el 19 de junio para indicar la cantidad que desea destilar. A cambio recibirán 78 euros (88 dólares) de compensación por cada hectolitro si el vino está certificado como perteneciente a una región y 58 euros si no.
Los fondos públicos europeos financiarán la destilación de dos millones de hectolitros de vino francés después de que Bruselas diera su luz verde a la medida excepcional. Los expertos estiman que tres millones de hectolitros necesitan ser destilados.
Los grandes países productores de vino como España e Italia han recurrido a medidas similares para regular el exceso, así como a la destrucción excepcional de las viñas jóvenes.
La pandemia de coronavirus se ha sumado a los problemas de la industria vinícola francesa, que ya había sufrido un revés el año pasado con la caída de las exportaciones a Estados Unidos a causa de aranceles.