El ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, advirtió el viernes que los franceses deben prepararse para que la crisis sanitaria vinculada al coronavirus provoque «quiebras y despidos en los próximos meses», con el levantamiento progresivo de los dispositivos de apoyo.
La crisis de covid-19 ha paralizado brutalmente las economías de todo el mundo y las consecuencias no demoraron en llegar en algunos países.
En Estados Unidos, la tasa de desempleo se disparó, hasta el 14,7% en abril, frente al 3,5% en febrero (su nivel más bajo en 50 años). Desde mediados de marzo, un total de 38,6 millones de personas han solicitado el subsidio de desempleo.
En América Latina, 11,5 millones de personas más estarán desempleadas en 2020 como resultado de la pandemia, según un informe reciente de dos agencias de la ONU.
Hasta ahora, Francia parecía estar relativamente a salvo. Aunque el número de desempleados aumentó un 7,1% en un mes en marzo, ello se debe principalmente a la no renovación de los contratos cortos.
El principal baluarte contra una ola de despidos masivos fue la decisión de que el Estado siga pagando una parte del sueldo de quienes se quedaron temporalmente sin trabajo, un dispositivo del que se beneficiaron 8,6 millones de empleados, según una estimación del ministerio del Trabajo.
«El Estado no dudó en gastar», se trata de una «medida de apoyo a la economía que ha permitido salvar puestos de trabajo», dijo a la AFP Anne Eydoux, profesora de economía del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios.
No obstante, el gobierno francés prevé reducir progresivamente a partir de junio este dispositivo de desempleo parcial o técnico. La Confederación de Pequeñas y Medianas Empresas (CPME) le pidió que se espere hasta septiembre.
La situación de muchos franceses podría empeorar. «Habrá quiebras y despidos en los próximos meses», advirtió Bruno Le Maire.
El consumo en la mira
Las quiebras se producirán «poco a poco», pero es «complicado» pronosticar con precisión lo que se puede esperar, dijo a la AFP Éric Heyer, director del departamento de análisis y previsión del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas (OFCE).
Según él, las quiebras de empresas dependerá sobre todo del consumo, si regresa a los niveles de antes o no, y del apoyo que el gobierno ofrezca a las empresas.
«La capacidad de recuperación de la demanda es más fuerte en Francia que en otros países, ya que los ingresos de los hogares se mantuvieron gracias al desempleo parcial», explicó Heyer.
«El consumo se recuperará en algunos sectores que podrán ganar parte del terreno perdido, pero no en otros en los que la factura será más alta», añadió.
El turismo, los hoteles y restaurantes, que siguen paralizados, son los más vulnerables, al igual que ciertas ramas industriales, como la automovilística y aeronáutica, para las que el gobierno debe presentar en breve planes de apoyo específicos.
Están amenazadas las pequeñas empresas, pero también los grandes buques insignia franceses, como el fabricante de automóviles Renault, que «juega por su supervivencia», en palabras de Bruno Le Maire.
Otra dificultad para las empresas es que las medidas sanitarias están generando costos adicionales y frenando la producción. «Muchas empresas -pero es muy difícil poner una cifra hoy en día- no van a ser rentables durante un período que no podemos estimar», dijo el presidente de la patronal francesa Medef.
Los sindicatos ya están en alerta. La CFDT, el primer sindicato de Francia, pide una «movilización general » a favor del empleo. Fuerza Obrera reclama «un control estricto de los despidos, en particular en las empresas que se han beneficiado de ayuda pública».