Francia indicó el viernes que sigue opuesta al acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur en su estado actual, alegando que la deforestación es un problema «mayor» y formuló tres «exigencias«, incluido el respeto del Acuerdo de París contra el cambio climático.
El gobierno anunció su posición después de recibir un informe de un comité de expertos independientes que alerta de los riesgos medioambientales que supone este acuerdo, a la vez que en Europa crecen las voces reticentes a su entrada en vigor.
«El proyecto de acuerdo no contiene ninguna disposición que permita controlar las prácticas de los países del Mercosur en materia de lucha contra la deforestación. Esto es lo que falta sobre todo a este acuerdo y la razón principal por la que en el estado actual, las autoridades francesas se oponen al proyecto», declaró el gobierno.
El gobierno francés presentó además tres «exigencias» para seguir con las negociaciones, incluido el respeto del Acuerdo de París contra el cambio climático y que las importaciones al bloque procedentes de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay) respeten las normas sanitarias y medioambientales europeas.
El informe había sido encargado por el gobierno para evaluar el impacto de este acuerdo de libre comercio cerrado el año pasado después de dos décadas de negociaciones.
«El acuerdo representa una oportunidad desperdiciada para la UE de utilizar su poder de negociación para obtener garantías sólidas que respondan» a las expectativas «ambientales, sanitarias y (…) sociales de sus conciudadanos», concluyó el comité de expertos presidido por el economista Stefan Ambec.
Concretamente, el informe estima que la deforestación en el Mercosur podría «acelerarse un 5% anual» debido a la superficie adicional de pastoreo que sería necesaria para cubrir el aumento de producción de carne bovina destinada a la UE (entre 2 y 4%).
Evalúa además «entre 4,7 y 6,8 millones de toneladas equivalentes de CO2» el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero que generaría el acuerdo y pone en duda que las «ganancias económicas» compensen «los costos climáticos».
Movilización de ONG
El presidente Emmanuel Macron ya se había pronunciado en contra de ese acuerdo el año pasado, en plena crisis diplomática con su par brasileño Jair Bolsonaro a raíz de los incendios en la Amazonía.
Además de Francia, varios países como Bélgica, Irlanda y Austria mostraron recientemente sus reticencias a seguir adelante con el acuerdo, especialmente por la deforestación en esa región.
Incluso la canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país figuró durante mucho tiempo como uno de sus principales impulsores, expresó por primera vez en agosto «serias dudas».
Para que entre en vigor, todos los parlamentos nacionales de la UE deben ratificarlo. Por ahora, el texto podría ser sometido a los jefes de Estado y de gobierno en un Consejo Europeo durante el otoño boreal.
Decenas de ONG se movilizaron igualmente en las últimas semanas en Francia en contra de ese acuerdo.
El colectivo Stop-Ceta, que reagrupa a numerosas ONG, sindicatos y partidos políticos, reclamó el viernes su abandono, juzgando el informe del comité de expertos «implacable».
En concreto, el colectivo reclamó a Macron que haga «en Bruselas lo que afirma en París» y que construya «una alianza de Estados miembros capaz de bloquear el acuerdo desde el momento en que sea sometido a examen en el seno del Consejo Europeo».
Según un reciente sondeo de YouGov llevado a cabo entre más de 5,000 personas en España, Alemania, Francia y Holanda, 3 de cada 4 encuestados desean poner freno al acuerdo si contribuye a la deforestación y perjudica el medioambiente.