El gobierno francés propondrá establecer una distancia mínima de entre 5 y 10 metros, en función de los cultivos, entre los hogares y las zonas de uso de pesticidas, ante una polémica nacional por los productos químicos en la agricultura.
«El gobierno consultará el lunes un proyecto de decreto hecho a partir de las recomendaciones científicas de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria (Anses, por sus siglas en francés)», indicó un portavoz del Ministerio de Agricultura.
Las distancias propuestas en el decreto serán de 5 metros para los cultivos bajos, como las hortalizas, y de 10 metros para los cultivos altos, como los cereales.
La Anses recomendó en junio establecer distancias de seguridad de «al menos» 3. 5 y 10 metros entre los cultivos y los espacios habitados, en función del tipo de cosecha y el material utilizado para pulverizar. Se deberían respetar distancias «superiores» como «medida de precaución especialmente ante los productos considerados cancerígenos, mutágenos o tóxicos para la reproducción».
Según David Cormand, secretario nacional de Europa Ecología-Los Verdes, se trata de una decisión «histórica». «Es la primera vez que el Estado admite que supone un peligro grave para la gente» el uso de pesticidas. «Pero el problema es el carácter anecdótico de la decisión que quiere adoptar», aseguró en declaraciones a la cadena francesa BFMTV.
«La distancia es demasiado pequeña. Si hay viento, 5 metros no serán suficientes para proteger», añadió.
La presentación de este decreto se produce después de que tuviera un gran impacto mediático en Francia el caso del alcalde de Langouët, Daniel Cueff, que adoptó en mayo un decreto municipal para prohibir en esta localidad del noroeste del país el uso de productos fitofarmacéuticos a una distancia inferior de 150 metros de cualquier vivienda.