- El mundo del tenis todavía intenta digerir la noticia más impactante del cierre de 2025: la ruptura de la sociedad más exitosa de la década. Juan Carlos Ferrero, el arquitecto detrás del fenómeno Carlos Alcaraz, ha hablado por primera vez para Marca sobre el final de una relación que trascendió las pistas.
La entrevista de Ferrero no ha sido una simple declaración de prensa; ha sido una catarsis. «Juanki» no ocultó el peso emocional que supone separarse del jugador que moldeó desde los 15 años en la academia Equelite.
El dolor del mentor: Ferrero confesó sentirse «dolido», una palabra que refleja que el vínculo entre ambos era más familiar que profesional. La ruptura parece haber dejado una herida personal en el hombre que acompañó a Carlitos en cada lágrima y cada trofeo.
Deberes cumplidos: Pese a la tristeza, Ferrero proyecta una «sensación de tranquilidad». Y no es para menos. Bajo su tutela, Alcaraz no solo alcanzó el número 1 más joven de la historia, sino que conquistó múltiples Grand Slams en superficies distintas, consolidándose como el heredero de la Era de Oro.
El legado de una alianza irrepetible
El balance que Ferrero deja sobre la mesa es, sencillamente, imbatible. La transformación de un niño talentoso de El Palmar en un atleta total es su obra maestra.
¿Un «Hasta Luego» o un «Adiós»?
La frase que más eco ha generado en el tenis es la disposición de Ferrero a un futuro reencuentro. «No cierro la puerta a volver a trabajar con él», desveló el valenciano. Esta declaración suaviza la ruptura y sugiere que, aunque ahora mismo los caminos necesitan bifurcarse para que Alcaraz busque nuevos estímulos, el respeto mutuo permanece intacto.
«He dado todo lo que tenía y más. Me voy con la paz de saber que Carlos es hoy el jugador que el mundo admira gracias a un trabajo bien hecho», sentenció Ferrero en Marca.
El desafío de la soledad para Alcaraz
A partir de enero de 2026, Carlos Alcaraz se enfrenta a su mayor reto: la madurez sin su red de seguridad. Ferrero no era solo un entrenador; era su brújula táctica y su ancla emocional. El joven murciano tendrá que demostrar que las bases sentadas por Juan Carlos son suficientes para navegar las tormentas del circuito ATP por su cuenta.
Para Ferrero, el 2026 asoma como un año de reflexión o, quizás, de un nuevo desafío. ¿Veremos a «Juanki» puliendo a otro diamante en bruto o se tomará un respiro tras siete años de intensidad máxima?