Remigio Ángel González y González se ha convertido en el más importante magnate de la comunicación en Latinoamérica, con presencia en radio y televisión en 11 países, ademas de tener el común denominador de ser amigo de los gobernantes e influir en la vida política, aunque en ningún país ha alcanzado la relevancia que tiene en Guatemala.
Redacción de Crónica
Lejos han quedado los años en los que el mexicano Remigio Ángel González y González era un ejecutivo de ventas en Guatemala. Pronto se convirtió en empresario, adquirió sus primeros canales —el 3 y 7— y radios, para principiar la creación del mayor emporio de medios de comunicación en la región latinoamericana, lo que le concede, además de dinero, una fuerza política que aprovecha.
En Latinoamérica se le ha llegado a conocer como El Fantasma, por su particular estilo de mantener un perfil muy bajo, no dejarse fotografiar y casi nunca utilizar su nombre para comprar medios de comunicación. Su práctica es similar en cada país, y emplea casi siempre prestanombres o testaferros.
Esa práctica la utilizó aquí en Guatemala cuando principió a finales de los setenta la adquisición de canales y radios.
En la política ha apostado a caballo ganador en las elecciones, y ha contribuido decisivamente en el triunfo que tuvieron en su momento Vinicio Cerezo Arévalo (1985), Jorge Serrano Elías (1990), Álvaro Arzú Irigoyen (1995), Alfonso Portillo Cabrera (1999), Álvaro Colom Caballeros (2007) y Otto Pérez Molina.
Esta apuesta por candidatos ganadores le ha valido cientos de millones de quetzales en publicidad, la entrega de más frecuencias radioeléctricas —radio, y UHF en TV— y la protección de su conjunto de empresas y prácticas monopolísticas que le han permitido ampliar su emporio en el país.
Las investigaciones del Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), sobre el caso Cooptación del Estado, demuestran que las empresas Radiotelevisión (Canal 3) y Televisiete (Canal 7), ambos controlados por González, utilizaron empresas de cartón para trasladar fondos directamente a la campaña del Partido Patriota (PP).
Las empresas utilizadas fueron: Comercial Urma, Publicmer, Publiases y Serpúmer, en las que cada mes depositaban Q215 mil 660, hasta alcanzar la suma de Q17 millones 679 mil. Este dinero es considerado como financiamiento ilícito a partidos políticos, al PP, pero si la investigación profundiza, se vería sobre situaciones parecidas originadas otros partidos, pero con montos que se desconocen.
Lo que la investigación aún no ha aportado, es que esta es una vieja práctica que ha mantenido el grupo de medios de González, aunque ha mutado desde 1985 con los cambios legales y los controles que ha impuesto el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Además haber apoyado a un solo candidato, ha pasado por dar publicidad sin costo o escondida a varios aspirantes y partidos, lo que le ha valido facilidad para aprobación de leyes, entre otros beneficios.
La estrategia seguida para el financiamiento político ha sido la de tener siempre favores pendientes de pago. Esta actitud le ha servido para que varios políticos o aspirantes presidenciales le califiquen y consideren El Ángel de la democracia.
Apuestas certeras
En su época como vendedor de publicidad para Televisiete, en los setenta, González y González hizo amistad con un grupo de democratacristianos, principalmente Alfonso Cabrera Hidalgo, con quien desarrollo fuertes lazos que más tarde le llevaron a conocer a Vinicio Cerezo Arévalo, un carismático político al que luego apoyó para que ganara las elecciones presidenciales.
Ese fue su primer ensayo con el poder. Luego siguió Jorge Carpio Nicolle, a quien abandonó en la segunda vuelta para respaldar a Jorge Serrano Elías. No tuvo muchos beneficios por lo breve de su gobierno, pero no le fue mal con Ramiro de León Carpio, quien amplió las concesiones de los canales 3 y 7 en 1991.
Ya para entonces se le reconocía influencia política, y su siguiente apuesta no era difícil de anticipar: Álvaro Arzú y el Partido de Avanzada Nacional (PAN) fueron los bendecidos con la publicidad.
El acercamiento González-Arzú fue siempre estrecho. Incluso llegó a darle tiempo al Gobierno para transmitir el programa Avances, que trataba de desprestigiar a la prensa independiente del país. Recibió varias frecuencias y se modificó a su medida la Ley de Radiodifusión, que levantó la prohibición para que extranjeros controlaran o fueran dueños de frecuencias radioeléctricas.
Además de publicidad, González y González pone a disposición de sus ungidos, los telenoticieros, a los cuales pueden enviar sus noticias ya editadas para decir exactamente lo que deseen. Esto, sin costo aparente.
En 1999, una publicación de Prensa Libre señaló que regaló Q73 millones en publicidad a diferentes partidos políticos, pero especialmente al Frente Republicano Guatemalteco (FRG) y a su candidato Alfonso Portillo Cabrera, con quien llegó a tener una estrecha amistad y comparten el gusto por los buenos vinos. Ya para entonces controlaba los cuatro canales de la televisión abierta (3-7-11 y 13).
En pago al apoyo recibido, Portillo Cabrera bloqueó toda posibilidad de dar en concesión a particulares las frecuencias de los canales 5 y 9. El primero lo entrega a la Academia de las Lenguas Mayas, pero sin presupuesto alguno, y el segundo lo deja en manos del Congreso de la República. Luego los diputados dictaron una ley que impide que Canal 5 pudiera comercializarse. Así se cerró la posibilidad de abrir competencia. Junto con Portillo Cabrera, llevó a cabo varias campañas en contra de la prensa independiente, principalmente a los diarios Prensa Libre y elPeriódico.
Su siguiente apuesta fue con Álvaro Colom, a quien no respaldó más por los roces con su entonces esposa Sandra Torres. Sin embargo, es en esta época cuando Mario Taracena Díaz-Sol le llamó Ángel de la democracia, por el regalo publicitario que hacía a los políticos.
Finalmente llegó la elección de 2011, cuando el apoyo fue decidido a favor del PP, como ya lo ha documentado el MP y la CICIG.
El sistema del Fantasma no ha fallado, pero con las distintas modificaciones a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), ha encontrado que la mejor manera era la de cobrar a todos los partidos, pero él devolvía el dinero o no cobraba a quienes disponía. Esta supuesta apertura obligaba a que todos los candidatos presidenciales tuvieran que ir en romería a Miami, Estados Unidos, para buscar su beneplácito.
Fantasma sin pistas
Al destapar el escándalo de financiamiento ilegal de partidos políticos, el MP y CICIG mencionaron en sus señalamientos a las empresas y no aparece el nombre de Ángel González, pese a que pocos ignoran en Guatemala que es el verdadero dueño de las frecuencias.
Sin embargo, la orden de detención que se ha girado es contra su esposa, Elba Elvira Lorenzana Cardoza, una guatemalteca que aún figura como propietaria de los canales 3 y 7, y con quien vive en Key Biscayne, un suburbio de lujo de Miami.
El rastro de este Fantasma ha dejado de ser una secreto en los últimos quince años, porque su crecimiento ha sido tan grande, que no ha pasado desapercibido en la mayoría de países, que ahora temen que lo que principió como inversión empresarial cien por ciento, se transforme en vehículos para tener influencia y poder, principalmente por sus vínculos con los gobernantes de turno, sin importar mucho su ideología.
Esa huella que deja le vincula con personajes tan oscuros como Vladimiro Montesinos en Perú, Daniel Ortega en Nicaragua, o Rafael Correa en Ecuador.
En Perú la prensa ha publicado sobre diversos casos en los que se le involucran, pero en ninguno ha tenido siquiera citación, pues su nombre no aparece en ninguna empresa controlada por él.
Le temen o desconfían en Costa Rica, Nicaragua —en donde tiene varias sociedades con la familia del presidente Daniel Ortega—, Argentina y especialmente en Ecuador, en donde habría comprado el principal periódico, El Comercio, que siempre fue propiedad de la familia Mantilla. Aparentemente tuvo el beneplácito del presidente Rafael Correa para hacer esta negociación en un país en donde ya es influente por sociedades y propiedades en canales de TV.
En Costa Rica, la prensa ha advertido sobre el peligro de que este personaje, que controla al igual que en Guatemala, cuatro canales de televisión y las cadenas más importantes de radio, secuestre la democracia, precisamente por la influencia sobre los políticos.
Enemigo de la prensa independiente
La libertad de expresión y de prensa no es uno de los mejores amigos del empresario mexicano. En la mayoría de países, en donde opera a nivel latinoamericano, ha mostrado su inconformidad con el periodismo independiente, pues rompe su esquema de influencia política dirigida.
En Guatemala, lo demostró en los ochenta, al cerrar los telenoticieros Aquí el Mundo y 7Días. A este último medio independiente intentó callarlo en todas las noticias relacionadas con el entonces alcalde Álvaro Arzú, quien poco después sería un gran aliado suyo desde la Presidencia de la República.
En los primeros años del nuevo siglo procedió también al cierre del programa T-Mas de Noche, del desaparecido periodista José Eduardo Zarco.
En los países en donde ha comprado medios, se le conoce por su política de desaparecer los programas de opinión, y en vez de eso, mantener programaciones de telenovelas o deportivas. La estrategia, en Guatemala, ha sido la de tener sus propios telenoticieros y radios noticiosas, en las que mantiene líneas editoriales afines a las políticas de los gobiernos de turno.
Los noticieros se utilizan también para transmitir noticias al corte o medida de los intereses políticos del momento, conocido como informerciales.
Sin registros de González en la SIT
Se estima que Remigio Ángel González posee más de 30 frecuencias de radio en el país, entre ellas, Central de Radio y Grupo Radial El Tajín, que albergan al menos 11 frecuencias únicamente en esos dos grupos radiales.
A él también se vincula la empresa llamada Circuito Alba, que cuenta con salas de cine en al menos 10 centros comerciales de renombre que están ubicados en la ciudad capital, así como en otros departamentos del país.
Sin embargo, su mina de oro se enfoca en las frecuencias televisivas en las que se incluyen las denominadas Muy Alta Frecuencia (VHF, por sus siglas en ingles) que corresponde a los canales 3, 7, 11 y 13, así como por Frecuencia Ultra Alta (UHF, por sus siglas en ingles).
En total, suman casi 20 frecuencias televisivas del denominado Grupo Albavisión. Pero ninguna de esas frecuencias, según la Superintendencia de Telecomunicaciones (SIT), está a nombre de González.
Lo mismo ocurre en otras naciones del continente, en donde González tiene inversiones en las frecuencias televisivas.
Esta forma de hacer negocios se ha replicado en Latinoamérica, donde ha obtenido frecuencias televisivas y sonoras en México, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Paraguay, entre otras naciones.