Albert Daniel Díaz Iyarima acampa con otras 300 personas afuera de una base aérea de Lima rogando que lo lleven de vuelta a su aldea en la Amazonía, pues ya no tiene para comer ni donde vivir por la emergencia del coronavirus.
“En nuestro pueblo vamos a estar mejor porque ahí podemos vivir de lo que nosotros producimos (…). Acá no tenemos nada que comer», dice este vendedor ambulante de 28 años a la AFP.
Desde que se decretó el 16 de marzo un confinamiento nacional por la pandemia, miles de peruanos se quedaron sin poder trabajar.
Esto llevó a unos 300 provincianos humildes a congregarse en los últimos días afuera del Grupo 8, una base militar contigua al aeropuerto internacional Jorge Chávez, en el norte de Lima, cerrado por la emergencia sanitaria.
Estas familias tienen la esperanza de que las autoridades acepten llevarlas a sus pueblos de origen en vuelos humanitarios. No buscan irse de Lima solamente por hambre, sino también por temor al coronavirus.
«Tengo miedo, porque la enfermedad está avanzando más y más, y por mis (dos) bebés quiero regresar adonde vivo”, dice a la AFP Jackeline Zárate Puma, de 30 años.
Ahora son unas 300 personas, incluidos ancianos y niños, que habían migrado a la capital desde la selva o la sierra en busca de una vida mejor y súbitamente se quedaron sin ingresos por el confinamiento.
Afuera del Grupo 8 unos pocos duermen en pequeñas carpas. La mayoría solo tiene raídas sábanas y frazadas para protegerse del sol del mediodía y del frío en la noche. Comen lo que les regalan y deben caminar casi un kilómetro para ir al baño en un mercado. En las noches orinan en la calle.
“Con mi hijo vivía en un cuarto alquilado, no tenemos como pagar” el arriendo, indica Judith Chávez Zambrano, de 40 años.
Un estudio de la firma Ipsos determinó esta semana que cuatro de cada 10 peruanos dejaron de percibir ingresos por la paralización de actividades por la pandemia.
El presidente peruano, Martín Vizcarra, prometió esta semana coordinar con los gobernadores regionales el retorno de las personas que buscan salir de Lima por haber perdido sus fuentes de ingreso.
La semana pasada, una columna de 1,200 provincianos caminó casi 60 kilómetros por una ruta desértica, desafiando la orden de confinamiento, para tratar de llegar a pueblos andinos.
Finalmente, el gobierno les ofreció trasladarlos en autobuses, pero les exigió someterse a pruebas de COVID-19 y cumplir una cuarentena al llegar a destino. Casi 50 personas de esta columna dieron positivo y fueron hospitalizadas.
Perú registraba hasta este viernes más de 21,648 casos de coronavirus y 634 muertes desde que fue detectado por primera vez el 6 de marzo.
Los que van a la Amazonía no pueden irse caminando. Es muy lejos y prácticamente no hay rutas. Por eso ruegan que los lleven en un vuelo humanitario.