Santiago, Chile
Se sabía que la ingesta de vitamina C es fundamental en la dieta porque, entre otras cosas, protege del daño oxidativo causado por los radicales libres, pero un equipo de investigadores chilenos demostró ahora que sirve también de combustible para las células tumorales de diferentes tipos de cáncer.
Docentes de la Universidad de Concepción (sur), liderados por la doctora Coralia Rivas, acaban de publicar los resultados de cerca de 20 años de investigación en la revista Free Radical Biology and Medicine.
La conclusión es que la veintena de cánceres estudiados satisfacen sus necesidades de grandes cantidades de nutrientes a través del reciclaje de la vitamina C.
«Si se mira desde un contexto de las células, las cancerígenas no saben que es mala, saben que lo necesitan para sobrevivir», dice a la AFP por teléfono la doctora Rivas.
Hasta ahora, se habían establecido dos formas de vitamina C en el organismo: la oxidada (ácido deshidroascórbico o DHA), que se encuentra en altas concentraciones en ambientes pro oxidantes alrededor de tumores y la reducida (AA, ácido arcórbico), que posee la beneficiosa función antioxidante.
El mecanismo descubierto consiste en que las células tumorales adquieren este DHA, que se encuentra en grandes cantidades a su alrededor, lo transportan a su interior y lo convierten en vitamina C reducida, la molécula que le permite continuar viviendo, dice la investigadora.
Las células tumorales de mama, próstata y leucemia «eran capaces de acumular intracelularmente mucho más vitamina C que las células normales», revela Rivas, quien trabajó en Estados Unidos y en 1993 ya publicó un trabajo sobre este tema en la revista Nature.
Para la investigadora, este hallazgo es de «suma importancia porque significa que la vitamina C está fortaleciendo a las células tumorales y las hace más resistentes a los tratamientos».
– Inhibidor –
«La célula tumoral consume altas cantidades de antioxidante y en este caso es la vitamina C la que se provee para inhibir este medioambiente oxidativo», dice la investigadora.
Estudios ya apuntaban a que la vitamina C «inhibe en cierto modo» los tratamientos de quimio y radioterapia, dice la doctora, que señala que el siguiente paso es «poder inhibir la captación de este transportador de vitamina C que está ubicado en la mitocondria», orgánulo donde se genera la energía que necesitan las células para sobrevivir, duplicarse y llevar a cabo todas las funciones.
Según esta investigación, la clave de la sobrevivencia de diferentes tipos de cáncer no solo estaría en la capacidad aumentada de los tumores de adquirir la forma oxidada de la vitamina C, sino en otro elemento clave: la presencia de un transportador de vitamina C mitocondrial denominado SVCT2 que sería el «vehículo» que le permitiría a la mitocondria del tumor trasladar la vitamina a su interior y de esa forma evitar su propia muerte.
«Nuestros estudios demostraron que los tejidos tumorales sobreexpresan este transportador, mientras que está ausente en los tejidos normales», precisa Rivas.
El siguiente paso es «desarrollar la metodología para llevar a cabo las investigaciones» para un tratamiento, pero para ello se necesita financiación de alguna empresa farmacéutica nacional o internacional.
De todas formas, alerta de que no se debe «dejar de tomar vitamina C bajo ninguna circunstancia», porque no solo previene el escorbuto, sino que es esencial para la energía celular, la fabricación de colágeno, la síntesis de neurotransmisores, mejora la absorción del hierro, regenera otros antioxidantes como la vitamina E, y contribuye al sistema inmunológico. Y no garantiza que se vaya a eliminar el cáncer.