El presidente turco Recep Tayyip Erdogan pidió este miércoles a la comunidad internacional que reconozca Jerusalén Este como la «capital de Palestina», en una cumbre en la que el líder palestino Mahmud Abas dijo que de ello dependerá la paz y la estabilidad en la región.
«Invito a los países que defienden el derecho internacional y la justicia que reconozcan Jerusalén ocupada como capital de Palestina», dijo Erdogan en la apertura de la cumbre extraordinaria de la Organización de la Cooperación Islámica OCI) en Estambul.
En esta reunión, centrada en la decisión del presidente de Estados Unidos Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, Erdogan, acérrimo defensor de la causa palestina, calificó el estado hebreo de «estado de ocupación» y «estado terrorista».
La decisión de Trump ha provocado manifestaciones en varios países de Oriente Medio y enfrentamientos en los territorios palestinos y en Jerusalén. Cuatro palestinos murieron y centenares resultaron heridos desde el jueves.
Trump «regaló» Jerusalén al «movimiento sionista», dijo Abas en un discurso especialmente virulento, «como si le regalara una ciudad estadounidense». Aseguró además que «no aceptamos ningún papel de Estados Unidos», en el proceso de paz porque Washington es «parcial».
Según Abas, «Jerusalén es y seguirá siendo eternamente la capital del Estado Palestino (…) Y no habrá paz ni estabilidad sin eso».
En esta cumbre Erdogan espera convencer a los países musulmanes de dar una respuesta firme a la decisión de Trump.
«Israel ha recibido una recompensa por todas sus actividades terroristas. Trump le da esta recompensa», dijo Erdogan, asegurando que nunca renunciará a «una Palestina soberana e independiente».
Por su parte el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, dijo que «la comunidad de musulmanes no puede quedarse silenciosa ante esta decisión», que considera «inexistente».
A pesar de la voluntad de Turquía, muchos de los países de la región han reaccionado hasta ahora con moderación a la decisión de Trump, por lo que los observadores creen poco probable que se decidan medidas fuertes o sanciones durante la cumbre del miércoles.
– El mundo musulmán, dividido –
El mundo musulmán está profundamente dividido y varios países, entre ellos Arabia Saudita, quieren mejorar su relaciones con la administración Trump, con la que comparten su hostilidad a Irán.
«Varios grandes países del mundo musulmán no quieren entrar en conflicto con Estados Unidos, ni siquiera con Israel, en un contexto de tensiones religiosas crecientes con Irán», explica Sinan Ülgen, presidente del Center for Economics and Foreign Policy (Edam), con sede en Estambul.
Para los dirigentes de Arabia Saudita y otros países del Golfo, frenar la influencia de Irán «es más importante que tomar medidas ofensivas que podrían poner en peligro las relaciones con Washington», añade.
El pasado fin de semana la Liga Árabe se limitó a una condena verbal, pidiendo a Estados Unidos que «anule su decisión sobre Jerusalén».
Por su parte el presidente iraní Hasán Rohaní pidió que los presentes en la cumbre «unan sus fuerzas» y lamentó que «algunos países de nuestra región cooperen con Estados Unidos y el régimen sionista».
Irán no reconoce a Israel y tiene relaciones tensas con Arabia Saudí.
Entre los líderes que participan en la cumbre está también el rey de Jordania Abdalá II, el emir de Catar, jeque Tamim ben Hamad Al Thani, o el presidente venezolano Nicolás Maduro.
El presidente de Sudán, Omar El Bechir, acusado de genocidio en Darfur, también está en la cumbre.
Egipto, que vive tensiones con Turquía pero quiso estar presente en una cumbre sobre la cuestión de Jerusalén, mandó a su ministro de Exteriores Sameh Choukry.
Arabia Saudita está representada por el ministro de Estado de Relaciones Exteriores, Nizar Madani.
Desde Riad, el rey Salmán de Arabia Saudita dijo que los palestinos «tienen derecho a proclamar un estado independiente con Jerusalén-Este como capital».
La cumbre en Estambul debería servir a Erdogan para reforzar su imagen de defensor de los musulmanes en el mundo, como los palestinos o los rohinyás que huyen de Birmania.