Familia de Cristina tiene más de cinco años de lucha contra muro de impunidad
Perder a una hija –asesinada/desaparecida– debe ser una de las situaciones más dolorosas de la vida. Quedarse sin madre así, violenta y tajantemente, marca a cualquier hijo(a) para siempre. Visto en una forma sencilla y resumida esa es la tragedia que ha cambiado la vida de la familia Siekavizza y de los pequeños niños Barrera Siekavizza, hijos de Cristina. Han pasado cinco años y medio y el muro de impunidad sigue negando la justicia.
La última resolución de la Corte de Constitucionalidad (CC), podría parecer enmarcada en ley, pero no es más que un nuevo eslabón en la larga cadena de situaciones anómalas, mal intencionadas y hasta perversas, que se han dado a partir del 6 de junio, cuando se presume que fue asesinada y desaparecida por su propio esposo, Roberto Barrera, quien –y eso hay que tenerlo muy presente–, se dio a la fuga y se escondió en Mérida, México, en donde fue localizado por las autoridades.
Sobre este caso, hace un par de años hice dos entrevistas en el programa de televisión ENFOQUE. La primera con Norma Cruz –la activista y defensora de los derechos de mujeres abusadas por medio de la Fundación Sobrevivientes– y la segunda con Juan Luis Siekavizza, padre de Cristina. Además, durante todo este tiempo he seguido la cobertura noticiosa del caso. Una situación penosa, dramática y vergonzosa para la justicia guatemalteca.
En aquellas entrevistas pude percibir algo muy lógico: ¡frustración!, frustración ante un sistema judicial que niega la justicia a una familia, a padres adoloridos, a hijos tremendamente golpeados, y, en definitiva, a una sociedad que ha visto como un caso emblemático, con amplia cobertura mediática, puede simple y sencillamente quedar entrampado.
¿Qué ha sucedido a lo largo de casi 68 meses?. Podríamos escribir una larga lista de la impunidad. Ha sucedido de todo, pero lo peor del caso, es que la situación no cambia. La familia Siekavizza, la Fundación Sobrevivientes y la agrupación Voces por Cristina, se estrellan una y otra vez contra ese imponente muro de la impunidad, ese vergonzante muro, que nos recuerda a los guatemaltecos que los poderes ocultos aún tienen influencias en las más altas esferas judiciales, como pueden ser la propia CC o la Corte Suprema de Justicia.
Esa negación de justicia ha llegado a tal punto, que el caso ha ido a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que seguramente tomará en cuenta lo que está sucediendo.
Pero es interesante ver algunas de las irregularidades que se han dado, verdaderas. monstruosidades jurídicas:
- Mal manejo de la posible escena del crimen, con una falta de apoyo y del ministerio de Gobernación y malas prácticas investigativas de aquel MP.
- El proceso bajo constantes acciones para entorpecerlo. Se habla de tráfico de influencias de parte de Beatriz Ofelia de León de Barreda –ex magistrada y ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ)– , madre del principal implicado. Su hijo, Roberto se fuga hacia México y se lleva consigo a sus dos hijos. Su madre le ayuda.
- La ex magistrada de León intimida a Petrona Olga Say, doméstica de la familia Barreda Siekavizza, quien seguramente sabe todo lo sucedido. El juez Miguel Ángel Gálvez aceptó su testimonio.
- Se presentaron al menos 36 amparos –yo ya perdí la cuenta, pero solo puede subir el número–.
No puedo seguir enumerando las irregularidades que se han producido por razones de espacio, pero simple y sencillamente puedo concluir que la impunidad está ganando, que se niega justicia a una familia noble y luchadora. La buena notica en medio de tanta porquería –lean bien señores magistrados de la CC– es que los padres, la Fundación y el grupo de Voces, NO SE DAN POR VENCIDOS. La lucha que libran contra la impunidad está en pié.