Gonzalo Marroquín Godoy
El fuerte sismo del viernes por la noche –terremoto según el Insivumeh– causó gran alarma entre la población y dejó daños de consideración en algunos departamentos. Ha sido uno de los más fuertes registrados en el país y ha ocurrido en medio de una cadena de temblores, pero de otro tipo… ¡políticos!.
Hay que dar gracias a Dios porque a pesar de la magnitud de 7.7 que registró ese terremoto, no ha cobrado vidas que es lo más importante. Sin embargo, me temo que con el correr de las horas y días, iremos viendo que los daños materiales provocados son grandes. Este tipo de fenómenos naturales dejan huella, pero sobre todo, generan temor de que algo más grande esté por venir.
En el mes de la patria, los guatemaltecos estamos en plena
tembladera, ya sea por una causa… o la otra.
Algo parecido sucede con la política. Desde hace algunas semanas estamos en gran tembladera los guatemaltecos. El primer sismo se produce cuando Jimmy Morales se entera que hay en curso una investigación de la CICIG y el MP sobre su partido, FCN-Nación –por cierto, inexistente antes de 2015–, y toma la decisión de adelantarse y volar a la ONU para pedir la cabeza del comisionado Velásquez.
Ni se había encaramado al avión Jimmy Morales, cuando Thelma Aldana junto a Iván Velásquez presentan los casos de financiamiento ilícito de campaña por parte de los partidos UNE y el cancelado Líder, con antejuicios contra los secretarios generales de ambos en ese tiempo, los diputados Orlando Blanco y Roberto Villate, respectivamente.
Antes de 24 horas se anuncia lo mismo para el partido oficial, cuyo secretario era entonces nada menos y nada más que el Presidente de la República. ¡Otro temblor!. Solicitan el antejuicio mientras él hace una tibia visita a la ONU de la que no saca nada en concreto.
Pero los temblores no se han quedado ahí. Varias réplicas se sienten cuando Morales declara non grato y expulsa al Comisionado Velásquez, que por prudencia no se mueve y en pocas horas la CC le enmienda la plana al mandatario y dice que no lo puede sacar.
Los sectores sociales y el económico se ven afectados con tanta tembladera. Los primeros, como siempre noveleros, toman partido por uno u otro bando, mientras que a los segundos los tiene nerviosos el ambiente de incertidumbre que genera la cadena de sismos políticos. El país pues, está zarandeado verdaderamente.
Como bien explica muchas veces el buen amigo y experto en el tema sísmico, el ingeniero Eddy Sánchez, director del Insivumeh, hay que estar prevenidos con esto de los temblores. Para los telúricos se recomienda mucha calma y tener la mochila de emergencia. Para los políticos es diferente, porque muchas veces las secuelas de lo que sucede se prolongan por largo tiempo, hasta por años y no hay protección para el ciudadano común y corriente.
Otra diferencia es que si bien no siempre se puede anticipar que se darán, algunas veces son predecibles. Por ejemplo, se sabe que habrá una seguidilla de temblores la semana próxima, cuando el Congreso conozca y vote sobre el antejuicio contra el ahora silencioso Jimmy Morales, quien ha optado por no hablar con la prensa, por miedo precisamente a provocar más tembladera.
Por supuesto, el Presidente presiona a todos los diputados de sus bancadas aliadas para que como buenos bomberos ‘no le machuquen la manguera’, y lo dejen con el manto de inmunidad –impunidad también–, algo que de todas maneras le traerá consecuencias y hará que continúe el debilitamiento de su administración.
En conclusión, los temblores seguirán en Guatemala. De los telúricos no sabemos cuándo, pero los políticos están a la vuelta de la esquina.